Vives en la gran ciudad y muchas veces lo has pensado: ¿cómo sería vivir en el campo? Idealizada por unos y perseguida por otros, la idea de vivir entre montañas o en una casa solitaria junto al mar se antoja una perfecta definición de calidad de vida que no siempre cumple las expectativas pero que, si realmente lo deseas, también puede regalarte estos 5 beneficios de vivir en el campo.
Un aire más puro, mayor relajación, el placer de tocar el tronco de un árbol y escuchar el murmullo de un río de fondo como parte de una nueva rutina. Vivir en el campo nos permite acercarnos más a una naturaleza que parecemos no valorar tanto cuando vivimos entre humo, semáforos y estrés. Un cambio que nos reporta numerosos beneficios y puede convertirnos en personas mucho más equilibradas.
Aunque la existencia de los huertos urbanos ha permitido que el acceso a productos ecológicos se vuelva más fácil que nunca, el campo siempre permite que el cultivo de tomates o lechugas sea casi ilimitado. Disponer de tiempo y espacio para poder cultivar tus propias frutas y hortalizas se convierte en un privilegio que confirma las muchas posibilidades que ofrece una vida en el campo.
Si tus hijos nacen en el campo y se crían entre llanuras y amapolas, estarás contribuyendo a una mayor salud y sensación de libertad para los más pequeñas. Muchos niños aprenden a abrir la mente en entornos donde convivir con la naturaleza supone la mejor escuela de vida a la hora de valorar el medio ambiente y, especialmente, respetarlo.
Vivir en un ambiente rural supone algo así como viajar en el tiempo a aquella época en la que el sentimiento de unidad entre los amigos y familias podían solucionarlo todo. En el campo, las relaciones se tornan mucho más estrechas y el sentimiento de comunidad mucho más latente que en las grandes ciudades.
La naturaleza nos permite escucharnos mejor, inspirarnos y, en definitiva, vivir mucho más tranquilos en un entorno único. Escenarios que merecen formar parte de nuestra vida más allá de un fin de semana de escapada, al menos por un tiempo, un período en el que necesitamos detenernos para tomar impulso y retomar viejos proyectos.
¿Te animarías a vivir en el campo?