Cuando hablamos de medio ambiente, solemos preocuparnos por los niveles de contaminación. Cómo afectan a nuestro día a día, cómo medirlos con apps de nuestro teléfono inteligente… Curiosamente, aunque la crisis del coronavirus que provoca la Covid-19 ha hecho que baje la contaminación en las grandes ciudades, no todo ha sido positivo en este sentido. Hablamos de los problemas medioambientales provocados por una mala gestión de la bioseguridad. ¿Pero cuál es el significado de la biodiversidad y cómo influye en el medio ambiente? Hoy os contamos esto y mucho más en E-Renovables, ¡esperamos que el post os resulte interesante!
Las medidas de bioseguridad dependen en gran medida del tipo de patógenos con los que vaya a trabajarse, y de eso hablaremos un poco más adelante. Eso sí, todas coinciden en algo: más vale prevenir que curar, por lo que están orientadas a evitar problemas. La primera medida que todo el mundo debe cumplir, sin importar el lugar del mundo en el que se encuentre, es respetar las normas de bioseguridad. Son iguales en todas partes, lo único que cambia es que en unos lugares se respetan más y en otros, menos.
Sin entrar en muchos detalles, las principales medidas de bioseguridad son la imposición de barreras físicas y la eliminación de cualquier tipo de amenaza. Esto es fácil de comprender si hablamos, por ejemplo, de cabinas de bioseguridad en las que hacer las investigaciones, o si mencionamos los ya archiconocidos EPIs. Así es, los equipos de protección individual son barreras de bioseguridad, ¡y de las más importantes!
En cuanto a la eliminación, aquí nos centramos más en la gestión y el reciclaje responsables de residuos altamente nocivos.
Cuando escuchamos hablar de bioseguridad, enseguida pensamos que la conversación se refiere a temas de salud. Sin embargo, tal y como reconoce la OMS, la bioseguridad es también un problema medioambiental. La Organización Mundial de la Salud, de moda debido a la pandemia de coronavirus que azota al mundo, tiene muy claro cuál es el principal objetivo de la bioseguridad medioambiental. ¿Y cuál es dicho objetivo? Pues ni más ni menos que erradicar, o al menos minimizar al máximo, la contaminación biológica que inunda los entornos naturales.
La bioseguridad es el elemento que estudia los riesgos que amenazan la vida humana, animal y vegetal, así como sus efectos sobre el medio natural. Así pues, ¿para qué sirve la bioseguridad? Pues para prevenir (bioprotección) y contener (biocontención) cualquier tipo de riesgo biológico que suponga una amenaza.
Aunque en un principio se descartó que el coronavirus llegado desde Wuhan tuviese origen humano, cada vez son más quienes apuntan a un fallo en la bioseguridad de algún laboratorio situado en dicha provincia. Si no se contaba con la bioprotección necesaria y los protocolos de bioseguridad fallaron, la pandemia tuvo vía libre para extenderse por el mundo sin piedad ninguna. Solo así se explica que, a estas alturas del cuento, haya costado horrores que el país asiático abra sus fronteras a un comité internacional de expertos.
Las normas de bioseguridad no garantizan que no vaya a suceder una catástrofe, pero sí que limitan las posibilidades a algo puramente anecdótico. Y desde luego, en caso de que ocurra, contienen muchísimo los efectos negativos de la misma, cosa que, a la vista está, no ha sucedido con la propagación del SARS-Cov-2.
A la hora de clasificar la gravedad del riesgo en caso de violación de la bioseguridad de un laboratorio, existen cuatro niveles diferentes. Estos se corresponden con los tipos de patógenos que en ellos se manipulan y, sobre todo, con el tipo de daño que estos pueden causar, tanto a la sociedad como a la bioseguridad ambiental. ¿Y cómo se sabe qué patógenos se corresponden con qué niveles? Pues porque estos están divididos en los ya mencionados niveles, que reciben en nombre de grupos de riesgo.
Grupo de riesgo 1: Los laboratorios que trabajan con patógenos del más bajo nivel no suponen un riesgo notable para la bioseguridad. Por lo general, estos no tienen la capacidad de provocar enfermedades. Hablamos de riesgo bajo tanto para los investigadores como para la población en general.
Grupo de riesgo 2: Este tipo de laboratorios comienza a implementar ciertas medidas de bioseguridad, como lavabos para el lavado de manos o el reciclaje de sus desechos. ¿Por qué? Pues porque los patógenos que en él se manejan sí que provocan enfermedades. Estas no son fácilmente propagables, pero sí suponen cierto peligro para los investigadores científicos.
Grupo de riesgo 3: En este tercer nivel, los patógenos que se manipulan empiezan a presentar complicaciones serias. No suelen ser fácilmente propagables, pero entre los objetivos de bioseguridad se encuentra el hecho de que toda investigación debe realizarse dentro de cabinas de bioseguridad. El riesgo para los investigadores es alto, pero el de la sociedad sigue siendo bastante pequeño.
Grupo de riesgo 4: Es el nivel más alto de amenaza para la bioseguridad. Entre las medidas de bioseguridad está el trabajar con traje de protección con suministro de aire. Sus patógenos provocan enfermedades graves, por lo general sin ningún tipo de tratamiento conocido.
Aunque a día de hoy parece que solo tengamos ojos el dichoso coronavirus, hay otros ámbitos en los que se recurre a elementos de bioseguridad. Además de en el mundo de la investigación médica, donde es crucial que se sigan todos los protocolos de bioseguridad, hay otras disciplinas en las que cada vez es más útil: