Ahora que llega la Navidad y toda la festividad que trae consigo, los regalos, las copiosas comidas y las luces del árbol de Navidad, es el momento de ver en qué podemos controlar el gasto y cómo tener uso hábitos más saludables y ecológicos.
Aunque los árboles naturales sean más vistosos, debemos andarnos con cuidado a la hora de comprarlos. Debemos preguntar en los comercios de dónde son los árboles, si han sido plantados en una zona específica para ello o si fue serrado directamente de un ámbito natural. Aunque esto suene exagerado, no es tan aislado como se puede suponer. En caso de no disponer de la información suficiente, siempre podremos comprar un árbol de plástico que podremos utilizar durante muchos años.
Las luces de Navidad, las bombillas alrededor del árbol, sobre las puertas, en el jardín y el balcón, o junto al belén, suelen ser muy bonitas y a todos nos gustan. Pero dejarlas puestas durante toda la noche puede suponer mucho gasto energético. Lo mejor será actuar con cabeza y encenderlas cuando vayan a ser vistas o en los momento clave de la festividad.
A la hora de comprar los regalos os recomendamos que miréis las etiquetas de todo lo que compréis. Ahí os aparecerá si está hecho de material reciclado, si necesita de pilas y los materiales con los que está montado. Leerlas con detenimiento nos ayudará a concienciarnos de lo que suponen a nivel ecológico y decidir entre distintos productos similares a simple vista pero no a nivel de materiales.
Como en las cosas más importantes de la vida, lo mejor es ser consciente de nuestros actos y lo que suponen al medio ambiente, si conseguimos mantener un equilibrio estaremos ayudando a todos.