El hecho de que cada vez nos preocupemos más por el bienestar del planeta en el que vivimos ha hecho que ciertas palabras que antes no utilizábamos se conviertan en algo cada vez más habitual en nuestro vocabulario. Es el caso del concepto biodegradable, que cada vez escuchamos más, pero antes de empezar a usarlo nosotros también… ¿sabemos realmente lo que significa? ¡Echémosle un vistazo a lo que quiere decir realmente!
Cuando decimos que algo, generalmente un material, es biodegradable, nos estamos refiriendo a que puede descomponerse en un lapso de tiempo relativamente corto por medio de procesos biológicos. Lo mejor, como siempre, es explicarlo con dos ejemplos:
Así, algo biodegradable no solo no contamina apenas, sino que vuelve a la tierra en forma de abono y ayuda a que esta continúe siendo fértil. Además, si el proceso de biodegradado es controlado por el hombre, el material degradado puede convertirse en biomasa, agua o incluso en combustibles como el biogas. En efecto, puede convertirse en energía para que nuestro mundo siga funcionando.
Estamos matando a nuestro planeta, y gran parte de la culpa la tienen los materiales que utilizamos en nuestro día a día. Ya han empezado a darse pasos importantes, como eliminar las pajitas de los refrescos, las anillas que unen los packs de latas de bebida o disminuir drásticamente las bolsas de plástico que utilizamos en el súper. Precisamente el plástico es uno de los materiales no biodegradables más nocivos para el medioambiente, por lo que encontrar alternativas viables se ha convertido en una auténtica carrera a contrarreloj para salvar nuestro futuro en la Tierra.