Aunque antiguamente, cuando hablábamos de contaminación, nos referíamos mayormente a la polución, cada vez somos más conscientes de que existen infinidad de tipos de agentes contaminantes que nos complican un poco más la vida. Es el caso de la contaminación lumínica, de la que sabemos que no nos deja ver las estrellas en las grandes ciudades, pero… ¿Sabemos qué es exactamente la contaminación lumínica? Dicen que nunca te acostarás sin saber una cosa más, así que atentos, ¡que después de asimilar esta definición podréis iros a la cama sin ningún problema!
Curiosamente, uno de los sinónimos de la contaminación lumínica es la palabra fotopolución. Si la polución es la contaminación del agua o el aire, ¿cómo se puede aplicar este concepto a algo tan intangible como la luz? Pues porque, aunque no es polución propiamente dicha, el exceso de luz artificial en nuestras urbes, ya sea en el interior de las casas o en las calles, también contamina. La contaminación lumínica es la degradación del medioambiente que produce una fuente de luz artificial en la noche que va más allá de la pura iluminación. Cañones de luz móviles, luces de neón, alumbrados públicos más brillantes de lo necesario…
El factor que está detrás de la contaminación lumínica es el uso excesivo de luces artificiales en zonas urbanas y rurales. Este es uno de los tipos de contaminación ambiental que se generan cuando no se planifica de forma correcta la colocación de elementos como las farolas o los carteles luminosos.
Todo esto aporta un brillo excesivo e innecesario que supone un desperdicio de energía. Además, la expansión urbana, combinada con la falta de conciencia, ha contribuido a incrementar este tipo de contaminación.
Esto, que parece algo sin importancia, provoca, para empezar, que seamos incapaces de ver el cielo que hay sobre nuestras cabezas en todo su esplendor. No es que en el medio rural haya más estrellas, es que nuestros ojos no las perciben por culpa de la contaminación lumínica. Pero no solo eso:
Aun así, el problema de la contaminación lumínica es que todavía no terminamos de ser conscientes del problema, lo que hace que siga agravándose sin control.
La contaminación lumínica genera una serie de consecuencias que afectan principalmente a la salud. Pero también hay otros efectos negativos. Estos son los más destacados.
Por otro lado, a nivel operativo dificulta la observación del espacio y la labor de los astrónomos. Además, las personas de a pie tienen problemas para encontrar zonas en las que observar las estrellas. Otro aspecto a tener en cuenta es que se produce un derroche de energía que resulta ineficiente a nivel económico.
Los países que presentan un mayor índice de contaminación lumínica son los más avanzados y desarrollados. En principio puede parecer que estarán ubicados en Europa y Norteamérica, pero los más contaminados lumínicamente son Singapur, Kuwait y Qatar. Muchos de los habitantes de estos estados no han podido contemplar el cielo de una forma totalmente limpia.
Por otro lado, las ciudades de Madrid, Atenas, Milán, Londres, París, Berlín y Roma son los núcleos urbanos europeos que presentan unos mayores índices de contaminación lumínica.