El electrolizador es un artefacto que es capaz de generar hidrógeno. Para producir este componente recurre a un proceso llamado electrólisis que consiste en aplicar electricidad al agua y así separar las moléculas de hidrógeno y oxígeno que hay en ellas. Este artefacto tiene una gran valoración porque el hidrógeno que se produce a través de la electrólisis es totalmente sostenible.
Actualmente, se pueden encontrar diferentes tipos de electrolizadores, uno de ellos es el alcalino, que se basa en la utilización de soluciones electrolíticas como el hidróxido de potasio, el hidróxido de sodio o el agua. Posteriormente, dentro de este electrolizador se produce el proceso en un espacio que tiene un ánodo, un cátodo y una membrana.
Otra modalidad es el electrolizador de membrana de intercambio de protones, que usan este último material y un electrolito polimérico sólido. En este caso se aplica corriente al agua para separar el hidrógeno del oxígeno y los protones de hidrógeno se deslizan por la membrana para generar hidrógeno. El siguiente tipo es el electrolizador de óxido sólido que genera una electrólisis a alta temperatura y está compuesto por material cerámico.
El proceso de electrólisis se descubrió en el año 1800. Para saber cómo funciona un electrolizador hay que tener en cuenta que se trata de un aparato formado por un conjunto de electrodos que están separados por una membrana sobre la que recae voltaje muy intenso. Cuando esto ocurre se genera una corriente eléctrica que hace que los componentes del agua sobre la que se aplica la misma corriente se separen en hidrógeno y oxígeno. Además, cabe destacar que en este sistema aparecen otros elementos como separadores de gases, bombas o tanques de almacenaje.
Cuando este proceso tiene lugar se genera un oxígeno que o bien se almacena para un uso posterior o se libera a la atmósfera. Mientras que el hidrógeno queda almacenado en pilas de combustible de hidrógeno o como gas comprimido.