Al hablar de especies invasoras son varias las ideas que se nos vienen a la cabeza. La primera de ellas, la política tan estricta que tiene Australia a la hora de proteger su ecosistema de este tipo de especies tanto animales como vegetales. Otra, el mejillón cebra con el que tantos años llevan dándonos la murga en televisión, ¿verdad? El problema es que no nos paramos a reflexionar sobre los problemas que provoca una especie invasora. Pero eso se acabó, ¡porque hoy os contamos todo lo que necesitáis saber sobre ellas!
Una especie invasora es aquella que, ya siendo animal, vegetal o de cualquier otro tipo, se adueña de un ecosistema que no es el suyo y lo hace ‘por las bravas’. ¿Y a qué nos referimos exactamente con eso? Pues a que son invasoras porque resultan muy dañinas paras las especies que estaban ahí antes que ellas. Puede suceder que acaben con el alimento de una especie autóctona, o directamente que se alimenten de ella. El caso es que por lo general, en un corto espacio de tiempo, se adueñan de la mayoría del terreno, y si no se hace nada erradican por completo a cualquier tipo de competidor cuyo único objetivo sea sobrevivir.
Las únicas armas que tenemos a la hora de luchar contra una especie invasora son la prevención, la eliminación y la evaluación de la actividad.
El control de la situación es clave para comprobar que toda actividad está dentro de unos límites respetables. Por norma general, hay tres formas de establecer este control: con sustancias químicas, con actuaciones físicas (eliminando a la especie invasora de individuo en individuo) o introduciendo en el ecosistema al depredador natural de dicha especie. Ya se sabe, una mancha de mora, con otra mora se quita.