No cualquier ser vivo puede desarrollar su vida en cualquier entorno. Han de darse una serie de condiciones para que ese medio sea el adecuado para esa determinada especie. La alteración de esas condiciones puede tener graves consecuencias para la supervivencia de dichos organismos.
El hábitat es el conjunto de factores físicos y geográficos que permiten la vida de una especie determinada. En un ecosistema, es el lugar físico en el que vive una comunidad. En ecología, dicho lugar es el que reúne las condiciones adecuadas para la vida de un organismo, especie o comunidad, ya sea de carácter animal o vegetal.
Cuando se habla de condiciones físicas se hace referencia al clima, el suelo, la topografía o los recursos hidrográficos, por ejemplo. Pero en ese hábitat también influyen otros factores como los demás organismos o especies que en él se desarrollan y que también contribuyen a crear el entorno más adecuado para la vida de una serie de especies concretas. Es más, también se podría incluir (o no) el factor humano a la hora de crear ese hábitat.
En definitiva, el hábitat son todas las condiciones apropiadas para que una comunidad animal o vegetal crezca, se desarrolle y se reproduzca y puede ser tan amplio como un bosque o tan pequeño como el tracto intestinal del ser humano.
A grandes rasgos, en la naturaleza se pueden encontrar tres tipos de hábitats diferentes:
Es aquél que se ubica en la hidrosfera, es decir, cualquier región de los mares y océanos, ya sea en la superficie o en las profundidades.
El hábitat marino o acuático también puede ser un río, un lago o las aguas subterráneas y en él juegan un papel fundamental las condiciones de luz, temperatura, corrientes o composición química del lugar, entre otras cuestiones que condicionan la vida de los organismos que habitan en estos espacios.
Es aquél que se encuentra ubicado en la geosfera, es decir, en tierra firme, en cualquiera de los continentes o accidentes geológicos que la componen.
El ciclo vital de las plantas y animales que habitan en él se cumple en el suelo o en el subsuelo y está condicionado por el clima, su localización, las demás especies que habitan en él, las condiciones ambientales del lugar, etc.
Es aquél en el que los seres vivos que lo habitan tienen la capacidad de volar o de desplazarse por el aire. Son, principalmente, aves e insectos los que habitan en él.
Esta clasificación es la más habitual, pero también hay otras que distinguen, por ejemplo, el hábitat humano (que es donde habita el ser humano, lógicamente) y también hay autores que dividen el hábitat acuático entre marino (mares y océanos) y de aguas continentales (aguas dulces).