La materia orgánica es un componente muy valioso para el suelo, ya que contribuye a sustentar el crecimiento y desarrollo de cualquier planta o vegetal. Es tan importante para el suelo como la presencia de sustancias minerales y tiene su origen natural en la descomposición de los restos de seres vivos.
La materia orgánica es aquélla que está elaborada con compuestos orgánicos que provienen de restos de organismos que alguna vez estuvieron vivos, es decir, plantas, animales y sus productos de residuo en el ambiente natural. Por tanto, la materia orgánica está formada por materia inerte y energía.
También se define como el conjunto de células animales y vegetales descompuestas total o parcialmente por la acción de microorganismos.
Esos residuos de plantas y materiales animales están hechos de compuestos como carbohidratos, ligninas y proteínas.
Los microorganismos descomponen la materia orgánica en dióxido de carbono y los residuos más resistentes en humus.
La presencia de materia orgánica en el suelo es necesaria porque mejora su estructura y su drenaje, calienta la tierra para mejorar el desarrollo de las raíces (actuando como abono), reduce los efectos de la erosión y mejora el aprovechamiento del agua, entre otros beneficios.
La materia orgánica puede ser procesada por combustión o conversión térmica para ser transformada en energía, lo que permite obtener de ella calor y electricidad. Es lo que conocemos como biomasa o bioenergía, una energía renovable que ofrece bastantes ventajas:
También tiene ciertas desventajas, ya que no es una energía totalmente limpia y requiere de una gran cantidad de espacio para poder producirla.