Si queremos disminuir la emisión de gases contaminantes que causan el efecto invernadero, es indispensable apostar por nuevas fuentes de energía limpias y sostenibles. En este sentido, los vehículos con batería de sistema eléctrico han sido una de las principales novedades en el sector de la automoción durante las últimas décadas.
Gracias al desarrollo de empresas como Tesla o General Motors, en la actualidad son casi tan potentes como los motores de gasolina. Y también han superado sus problemas de autonomía, que era uno de los principales hándicaps de esta tecnología.
¿Quieres poner tu granito de arena para conservar los recursos naturales y garantizar un futuro más ecológico? Pues entonces te recomendamos que no te muevas del asiento, ya que en la entrada de hoy vamos a hablar de las baterías eléctricas. Conoceremos su precio, principales tipos y la nueva generación que muy pronto llegará al mercado.
Como hemos visto, hemos experimentado una enorme evolución de las baterías de coches eléctricos, por lo que los modelos actuales son mucho más atractivos que los de principios de siglo. En cualquier caso, están formadas por un conjunto de acumuladores de energía que almacenan la electricidad y la transfieren a un motor eléctrico, para así poner el automóvil en marcha.
A la hora de elegir el modelo que mejor se adapte a nuestras necesidades, debemos tener en cuenta distintos elementos. Uno de los más importantes es la capacidad de la batería del coche eléctrico, que se mide en kilovatios hora (kwh). Aunque también son esenciales la potencia (W/kg) y la eficiencia (%), que están directamente relacionadas con las prestaciones del vehículo.
Sin olvidarnos de los ciclos de vida, que son los procesos de carga y descarga completas que puede soportar este componente antes de ser sustituido. Ni la velocidad de recarga, es decir, el tiempo que requiere una batería para ser cargada al 100%.
A continuación, vamos a ver los principales tipos de baterías eléctricas que existen en 2020.
Es el modelo más antiguo que se conoce, ya que se inventó a finales del siglo XIX y su principio de funcionamiento apenas ha cambiado. Su potencia está en torno a los 6 o 12 voltios, con una autonomía de 100 kilómetros. Destacan por su bajo coste, por lo que solían utilizarse para acumular energía en turismos y otros vehículos de pequeñas dimensiones. No obstante, son muy pesadas, su carga es lenta y son bastantes tóxicas, por lo que ya no se fabrican en la actualidad.
Tienen un ciclo de vida de más de 1.500 cargas y descargas, con un densidad cercana a los 60 Wh/Kg. Aunque han tenido muchos usos en el sector de la automoción, su alto coste ha provocado que estos motores se especialicen en aviones y helicópteros, ya que son capaces de soportar las más altas temperaturas.
Se trata de uno de los modelos más populares en la actualidad en motores eléctricos híbridos. Sin embargo, posee un ciclo de cargas inferior a 500 y escasa potencia. Además, requiere mucho tiempo para cargarse y elevadas tareas de mantenimiento. Por si fuera poco, el cadmio es un elemento muy tóxico y eliminarlo resulta muy complejo.
Las baterías de ion-litio para coches eléctricos son de las más eficaces del mercado, ya que pueden almacenar grandes cantidades de energía, no requieren mantenimiento y son muy ecológicas. También tienen menos peso y un tamaño más pequeño, por lo que se han convertido en casi un estándar. ¿Problemas? Son bastante frágiles, no aguantan muy bien las altas temperaturas y todavía son un poco caras de producir.
Y finalmente, mencionaremos a las baterías ZEBRA, que funcionan a partir de electrolitos de cloroaluminato de sodio triturado. Es un sistema bastante complejo que destaca por poseer la vida útil más elevada, pero también por su baja potencia y gran tamaño. Es especialmente recomendable para autobuses y camiones. De hecho, hace unos años la EMT de Madrid usaba este tipo de baterías en su flota de transporte público.
Como hemos visto, existen muchos tipos de baterías eléctricas distintas. Y además, cada fabricante incorpora sus propias modificaciones. Dicho esto, por norma general, el proceso de fabricación de un automóvil eléctrico es más contaminante que uno de gasolina. ¿Por qué? Pues debido a los materiales tóxicos que muchas baterías contienen para incrementar sus capacidades. Y como casi toda la producción viene de China, esto significa que no emplean energías sostenibles.
Por supuesto, circular con un vehículo eléctrico es menos contaminante. Pero si queremos compensar esta contaminación inicial, debemos circular durante unos 60.000 kilómetros de media. Esto cambia si compras un coche con motor eléctrico fabricado en Europa. Por ejemplo, en España se calcula que casi un 50% de la electricidad generada es renovable y más de un 75% libre de gases nocivos.
Según datos oficiales, un coche eléctrico contamina desde un 28% hasta un 81% menos que un automóvil de gasolina. En España se sitúa en un 67% menos de dióxido de carbono y otras emisiones. Muy cerca de la media europea, que se mantiene en un 63%.
La capacidad de una batería eléctrica se mide en kilovatios hora (kWh), así que cuanto mayor sea, más cantidad de energía podrá guardar. Hay muchos modelos distintos en el mercado, así que es imposible precisar una cifra exacta. Pero para que te hagas una idea, en automóviles pequeños suele estar en torno a los 35 kWh, que es precisamente la capacidad que tiene en Honda E. Mientras que vehículos más grandes, como el Tesla Model S o el Audi e-tron, requieren una batería cercana a los 100 kWh.
Al igual que en el caso anterior, hay muchos modelos diferentes y los precios también varían. No obstante, se trata del elemento más caro de un coche eléctrico, aproximadamente un tercio del valor total. En este sentido, una batería eléctrica de 30 kWh puede alcanzar los 5.000 euros. Por suerte, muchas de sus piezas se pueden reparar y las marcas ofrecen una garantía incluso superior a la del propio vehículo. Así como la posibilidad de alquilar las baterías.
Existen muchos nuevos prototipos que se están desarrollando en la actualidad, con el objetivo de competir de tú a tú en potencia con los automóviles de combustión tradicional. Sin embargo, dentro de las nuevas baterías para coches eléctricos, hay dos sistemas que están a punto de convertirse en realidad.
El primero son las baterías de aluminio-aire, que incrementan diez veces la capacidad de almacenamiento de las litio. Su autonomía es de unos 1.500 kilómetros y no son recargables, por lo que tendríamos que sustituirlas. El segundo sistema son las baterías de estado sólido, que proporcionan una gran autonomía, seguridad y tiempos mínimos de recarga.
Y hasta aquí nuestra entrada de hoy, en la que hemos hablado de las baterías de coches eléctricos, los principales tipos, capacidad y precio. ¿Qué te parece la movilidad sostenible? ¿Crees que es el camino adecuado para el futuro? ¿Todavía tiene demasiados inconvenientes? Como siempre, nos encantaría saber lo que piensas en los comentarios. ¡Hasta otra!