El plástico no solo se ha convertido en el mayor enemigo del medio ambiente, sino en el más importante elemento a erradicar en una sociedad demasiado acostumbrada a este material.
Si miramos a nuestro alrededor, e incluso si no nos damos cuenta, podremos comprobar que gran parte de nuestro entorno están formados de plástico: el teléfono móvil que llevas, las bolsas de plástico del supermercado o hasta los envases de yogur que tomas a media tarde. Una invasión que llegó de forma silenciosa pero que ha terminado gobernando nuestra vida y la de un planeta que cada vez necesita menos de este material nocivo.
Y es que, si bien diversas culturas mesoamericanas ya desarrollaron un antecedente del plástico a través del caucho, los diferentes experimentos en torno a este material no se consolidaron hasta 1860, año en el que un fabricante de bolas de billar estadounidense, Phelan & Collarder, ofreció una recompensa a cambio de la creación de un sustituto del marfil, componente de sus bolas de billar. Tras este hito, el químico Leo Hendrik consiguió la primera muestra de plástico sintético de la historia, conocido como baquelita.
A partir de entonces, el plástico se convirtió en un fuerte componente de la sociedad al tratarse de un material que requiere de bajo coste de producción y actúa como perfecto aislante, entre otras muchas ventajas.
O desventajas de la contaminación del plástico.
El plástico y sus diferentes componentes se encuentren presentes en nuestra vida diaria y en todo momento. Pero es la gestión del mismo el que ocasiona problemas realmente graves, especialmente en lo que concierne a los ecosistemas marinos.
La mala gestión de los residuos de plástico provoca que gran parte se vierta en el mar, depositándose en zonas naturales donde los animales terminan ingiriendo estos envases hasta morir. Una realidad que aumenta cuando el mar se llena cada vez más de residuos, de tal forma que incluso en pleno océano Pacífico existe el llamado como “séptimo continente”, una masa de basura de hasta 1.5 millones de kilómetros cuadrados que confirma las nefastas consecuencias de la contaminación por plástico.
A su vez, diferentes componentes del plástico como el ftalato, presente en los perfumes, afectan a nuestra propia salud en forma de desajustes hormonales o problemas pulmonares.
La contaminación del plástico perjudica a todas las áreas del planeta: desde la contaminación de alimentos envasados hasta la muerte de especies animales, pasando por un mundo que podría verse invadido de plástico de forma desmesurada. ¿Por qué? Porque el plástico tarda en descomponerse en un plazo de hasta 1000 años, lo cual incita al reciclaje como forma de frenar la invasión de este componente.
Y es que, de una forma y otra, nosotros podemos contribuir a la erradicación de la contaminación del plástico de varias maneras.
Una de las formas de erradicar el uso del plástico consiste en buscar alternativas, por ejemplo, utilizando una bolsa de tela para todas nuestras compras. Porque, ¿cuántas veces pides bolsas de plástico cuando vas al supermercado? ¿O a comprar ropa en una tienda? Piénsalo…
Apostar por el reciclaje dividiendo nuestra basura en diversos contenedores, evitar los tapers y sustituirlos por envases de cristal o eliminar las pajitas o cubiertos de plástico por los convencionales son otras medidas que podemos aplicar en nuestro día a día a fin de erradicar la amenaza de este material tan silencioso como letal.