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El aumento de la temperatura del planeta es uno de los principales problemas a los que nos vamos a enfrentar en los próximos años. En ese sentido, hay muchos hábitos que tenemos normalizados y en realidad afectan al medioambiente. Por ejemplo, el uso de aerosoles que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono.
Este tipo de productos es (o era) uno de los principales responsables del deterioro de la capa de ozono, aunque ya se emplean medidas para prevenir sus efectos negativos.
El uso de los aerosoles y el daño a la capa de ozono va muy de la mano. El problema nace por uno de los componentes de este producto: los compuestos orgánicos volátiles.
Cuando los compuestos orgánicos volátiles se expulsan del recipiente y entran en contacto con la luz solar se produce gas de ozono. Esta sustancia lo que hace es aumentar la velocidad a la que se abre el agujero en la capa de ozono.
Ese no es el único efecto negativo que tiene el uso de los aerosoles. También es malo para nuestra salud a largo plazo, ya que muchos de sus componentes son contaminantes.
Lo primero que debes saber es qué es la capa de ozono. Seguro que has escuchado hablar de ella y de un agujero que no deja de abrirse en ella, pero no conoces del todo su utilidad.
Podríamos decir que la capa de ozono es un escudo que nos sirve para que la radiación solar no llegue con tanta fuerza al planeta. La vida es posible gracias a este efecto.
El ozono que se acumula sobre la superficie terrestre reduce los efectos de la radiación como si fuera un filtro natural. Es, más o menos el mismo efecto que cuando te pones unas gafas de sol y los cristales opacos hacen que no llegue con tanta potencia.
Lo que podemos sacar en claro es que la capa de ozono es fundamental para el planeta. De lo contrario, estaríamos expuestos a una radiación muy elevada. Las quemaduras solares, los problemas de visión y el cáncer de piel serían mucho más habituales.
Ahora bien, la capa de ozono ha sufrido muchísimo en los últimos años por culpa del ser humano. La cosa ha llegado tan lejos que se ha generado un gran agujero en este “escudo”.
Pasa una vez al año, pero este fenómeno se lleva repitiendo mínimo desde 1985 (cuando lo descubrieron). Lo que ocurre es que se abre un enorme agujero en la capa de ozono, sobre la Antártida.
¿Cómo se produce este fenómeno? Tiene que ver con un grupo de gases que contienen elementos químicos y reducen la presencia de ozono en la atmósfera.
Este proceso se inicia en la Antártida con la llegada de la primavera. En esta época vuelven a llegar rayos de sol después de meses de oscuridad. Como consecuencia, se levantan nubes estratosféricas, que están formadas por gases que degradan el ozono.
No te creas que esto es algo que sucede de forma natural. Las nubes que se forman dependen de algunos gases que las personas estamos emitiendo en el planeta, como los aerosoles.
Imagina que este agujero sigue creciendo y termina por romperse la capa de ozono. El resultado podría ser catastrófico. Es por eso por lo que hace ya años que se han implantado medidas para frenar su avance.
Esta pregunta es la que se hicieron en 1987 para establecer el famoso Protocolo de Montreal. Esta iniciativa fue firmada internacionalmente y tiene como objetivo proteger la capa de ozono para que vuelva a tener el mismo tamaño de hace años.
El punto principal de este protocolo era regular el uso y la fabricación de productos perjudiciales para la capa de ozono. Esto incluye los halocarbonos o los clorofluorocarbonos.
Los aerosoles también están dentro de este grupo. Es por eso que las empresas que los producían modificaron su contenido y ahora se han adaptado a las necesidades ecológicas. Es por eso que, actualmente, los aerosoles no son perjudiciales para el planeta.
Por mucho que hayamos hecho enormes avances, la capa de ozono sigue con ese agujero tan molesto. ¿Por qué? Aunque no produzcamos nuevos gases, los que ya se habían emitido se quedan en la atmósfera durante muchos años.
2023 fue el primer año en el que agujero de la capa de ozono redujo su tamaño con respecto al anterior. Por fin empezamos a ver resultados después de tantos años y parece que va a seguir mejorando.
Según los estudios de la Sociedad Meteorológica de Estados Unidos, la capa de ozono podría recuperar sus valores previos a 1980 en 2040. Siempre que sigamos con las mismas iniciativas.
La Antártida tardaría un poco más, hasta 2066 no volvería a ser lo de siempre. Es lógico que tarde un poco más, ya que es la zona en la que se origina la apertura y que más sufre.
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