Las ballenas son una especie animal protegida que podemos encontrar en todos los océanos del planeta pero que, sin embargo, se encuentran bajo amenaza. Existen ochenta especies de cetáceos entre ballenas, delfines y marsopas, según WWF, pero ocho de las trece grandes especies de ballenas están en peligro de extinción pese a que están protegidas desde hace décadas.
En el mar existen muchas amenazas para las ballenas que las convierten en seres vulnerables, a pesar de su gran tamaño.
Estas grandes criaturas marinas están en peligro constante por muy diferentes motivos:
Hay quien sigue comercializando con las ballenas, ya sea su carne o para hacer aceite u otros productos, saltándose una prohibición que se remonta a 1986.
Aunque no lo parezca, éste es el motivo principal de que las ballenas se encuentren en peligro de extinción.
La pesca de arrastre, por ejemplo, es un peligro más para estos cetáceos.
De hecho, se calcula que mueren unos 300.000 cetáceos de forma accidental cada año.
No es nada raro que una ballena termine chocando contra una embarcación y muriendo en el mar.
El aumento del tráfico de grandes buques, que además se mueven a grandes velocidades, termina con la vida de muchos cetáceos, sobre todo en rutas en las que su presencia es mayor.
Las construcciones petroleras, la actividad portuaria, la navegación... Son factores que influyen en que las ballenas estén en peligro de extinción, especialmente si se desarrollan en zonas habitadas por cetáceos.
La actividad industrial no sólo es un riesgo para la vida de las ballenas, también incluso para su salud, debido a la contaminación o a los daños auditivos que pueden provocarles.
El recalentamiento del planeta hace derretir el hielo y también aumenta la temperatura de los océanos, dos problemas que dificultan la alimentación de las ballenas.
Además, según los expertos, el cambio climático también ha afectado a la tasa de reproducción de las ballenas.
El incremento de embarcaciones también provoca un aumento de la contaminación que se vierte al mar por culpa de gasóleos y productos químicos que difícilmente eliminan los océanos.
Toda esa toxicidad es dañina para las diferentes especies animales marinas y muchas ballenas y delfines ya empiezan a presentar restos de contaminantes en sus organismos, según WWF.
Como te hemos dicho al principio, ocho de las trece grandes especies de ballenas que existen se encuentran en peligro de extinción. Su presencia está por todos los océanos y se van moviendo de unos a otros en busca de mejores condiciones, tanto climáticas como alimenticias o reproductivas.
La mayor población de ballenas se encuentra en el Ártico, cerca de países como Groenlandia, Canadá, Noruega o Rusia, pero también se pueden encontrar en aguas templadas, en el Golfo de California o en el Triángulo de Coral.
En España también hay ballenas, tanto en el Mediterráneo como en las islas Canarias.
Pero, si las podemos encontrar en tantos lugares, ¿cuáles son las especies que se encuentran en peligro de extinción?
La ballena azul es la más grande de todas las especies, el animal más grande del planeta. Puede medir más de treinta metros de largo y pesar hasta doscientas toneladas. Para que te hagas una idea, WWF compara ese tamaño con el de 33 elefantes.
Es la especie de ballena más cazada. Pueden existir unos 15.000 ejemplares en todo el mundo.
¿Qué características tienen?Es un tipo más pequeño de ballena, que tuvo que ser declarada como especie protegida porque, cuando se prohibió la caza, los cazadores las fijaron como objetivo creyendo que sería más fácil saltarse los controles de las autoridades.
Miden unos quince metros y pesan treinta toneladas.
Se parece mucho a la ballena Sei, pero son más robustas (miden 15 metros y pesan 25 toneladas), por lo que los cazadores las confundieron y las hicieron caer en sus trampas.
Hubo que protegerlas y se calcula que pueden quedar unos 25.000 ejemplares en el noroeste del Pacífico.
Es una de las especies de ballenas más amenazadas por los cazadores. Se cree que sólo quedan unos treinta mil ejemplares en el hemisferio austral y doce mil en el Atlántico Norte.
Su gran cabeza achatada las hace muy particulares y son las únicas ballenas que tienen dientes. Los cálculos sobre los ejemplares que quedan no son muy claros, se manejan cifras entre los doscientos mil y los dos millones.
Es el segundo tipo de ballena más grande, tras la ballena azul. Cuando se prohibió la caza de ésta, la ballena fin fue la gran damnificada, porque los cazadores las buscaban a ellas. Sólo quedan 50.000 ejemplares en el Atlántico Norte.
Llegan a medir hasta 27 metros y pesan 80 toneladas.
Como te hemos dicho, la caza es una de las causas principales de que las ballenas estén en peligro de extinción, a pesar de que es una práctica prohibida.
Llama la atención que países desarrollados como Japón, Islandia o Noruega permitan todavía a sus pescadores pescar ballenas.
WWF denuncia que en el país nipón, incluso, para saltarse la moratoria, hablan de la caza de ballenas en términos de 'investigación científica'.
Japón mata alrededor de medio millar de ballenas Minke al año con la excusa de la investigación científica, aunque en ese programa sólo tiene permiso para cazar unas cien del tipo Sei. Los ecologistas dicen que se trata de una caza comercial encubierta.
Es más, el país nipón buscaba incluso duplicar la caza de ballena rorcual aliblanco porque, según su argumento, hay numerosos ejemplares y no debería haber límites para cazarlos.
Noruega, por su parte, también mata a quinientas ballenas rorcuales con objetivos comerciales.
Hay países que todavía se resisten a dejar de cazar ballenas. Como hemos dicho antes, su carne, su aceite u otros productos que se pueden obtener de ellas son de alto valor.
Para poder proteger a las ballenas es muy importante la concienciación social.
Organizaciones sin ánimo de lucro como WWF trabajan para la creación de 'santuarios' para las ballenas y luchan para que se cambien las rutas de navegación y otras prácticas que perturban la vida marina.
Pero siempre hará falta la implicación política para obtener resultados.