El frío del invierno se pasa mejor delante de una chimenea funcional. Calienta las habitaciones y da sensación de tranquilidad. Pero ojo, porque también necesitan un cuidado preciso. Por eso, hoy te enseñamos cómo realizar el mantenimiento de una chimenea paso a paso.
Si quieres prevenir un incendio y mejorar el funcionamiento de tu estufa de leña es necesario que cuides su uso. El proceso es muy sencillo y los resultados se notan al momento.
Para un correcto funcionamiento se recomienda limpiar la estufa de leña por lo menos una vez al año. Sin embargo, una mayor frecuencia aumenta la eficiencia de este sistema.
El cuidado de una chimenea es muy simple, no tiene apenas dificultad, pero puede resultar un poco tedioso. Utiliza ropa cómoda (a la que no le tengas mucho cariño) para evitar manchas molestas.
Si colocas una bolsa de basura frente a la chimenea o cualquier protector para el suelo te puedes ahorrar (o al menos reducir) la limpieza de después.
Utiliza las herramientas recomendadas para este proceso, los cepillos especiales serán más efectivos que unos genéricos. También será necesario un leño deshollinador.
Lo primero que debes hacer es comprobar que la estructura no esté caliente. Una vez te asegures de que no te vas a quemar, vacía el sistema de almacenamiento de cenizas. Recomendamos dejar una fina capa para mejorar el consumo de la leña.
A continuación, utiliza los cepillos para quitar el hollín que se encuentra en las paredes de tu chimenea. Realiza movimientos ascendentes y descendentes con la fuerza necesaria para desprender los residuos.
También tendrás que limpiar el tubo de salida de humo para garantizar una buena eliminación del humo y residuos.
Posteriormente tendrás que utilizar un leño deshollinador. Este producto es una pieza de madera envuelta en productos químicos que sirve para quitar los restos de creosota, alquitranes y extraer la humedad.
Tendrás que calentar la chimenea y posteriormente introducir el leño sin sacarlo de su bolsa. La duración de este proceso depende del tiempo que se tarde en apagar el fuego, normalmente, cercano a la hora y media.
En las horas siguientes, la estufa expulsará gases que limpiarán por dentro las paredes y evitarán la acumulación de residuos perjudiciales.
También puedes usar un deshollinador catalítico, que cumple la misma función que el leño deshollinador. Sin embargo, se debe utilizar con más frecuencia, ya que su efecto dura aproximadamente tres meses.
El procedimiento es el mismo: coges una bolsa, la introduces en la chimenea encendida sin abrirla y esperas a que se consuma.
Una vez completado este proceso químico toca limpiar los cristales (en caso de tenerlos) de la estufa de leña. Estas puertas cumplen un papel fundamental y deben mantener sus capacidades aislantes y de sellado.
Para realizar un buen mantenimiento será necesario usar los productos adecuados. Lo primero que hay que usar es un buen decapante especializado en cristales de chimeneas y dejarlo actuar en la superficie durante unos segundos.
De esta manera, las manchas ceden y es mucho más fácil eliminarlas. Para terminar, utiliza papel absorbente para frotar y terminar de aplicar el producto en todo el cristal.
Si lo prefieres, también puedes usar un desengrasante con base de amoniaco para estas piezas. En este caso, no tendrás que esperar a que haga efecto el producto.
Asegúrate de que no dejas residuos y el cristal se queda reluciente para observar como se queman los leños cuando enciendas tu chimenea.
Por último, tendrás que comprobar el estado del interior de la estructura. Asegúrate de que el revestimiento interno está en buen estado y no hay piezas gastadas o con fisuras.
En caso de roturas, te recomendamos el uso de cemento refractario para solucionar los desperfectos. También puedes llamar a un especialista y así garantizas un buen funcionamiento y puede encontrar otros errores.
Se recomienda realizar un mantenimiento siempre en verano o en temporadas en las que no se use la chimenea, ya que es mucho más sencillo encontrar problemas.
Hemos adelantado anteriormente que se recomienda limpiar la estufa de leña por lo menos una vez al año, pero esto depende del uso que le des.
Si cuando llega el frío la utilizas con mucha frecuencia y regularmente, este estándar sube a dos veces al año. Normalmente, una en invierno y la siguiente en verano.
Al hacer dos limpiezas se eliminan los residuos con mayor eficiencia y se impide una acumulación que pueda derivar en obstrucciones. La revisión en verano además sirve para descubrir imperfectos que se escapen en el mantenimiento de invierno.
Con el uso continuado de las estufas de leña comienzan a aparecer manchas en sus paredes y la extracción del humo empeora. Si quieres que siga manteniendo un buen funcionamiento es necesario hacer limpiezas.
En casos extremos, esos problemas de extracción de humo pueden derivar en un incendio si no se realiza un mantenimiento a tiempo.
Además, las chimeneas están expuestas al exterior, por lo que sufren algunos inconvenientes extras. Es posible que algunos residuos naturales y animales acaben en la estructura y también dificulten su mantenimiento.
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