Cuánto cuesta poner la calefacción en casa probablemente sea una de las preguntas más repetidas desde otoño hasta marzo y la de cómo ahorrar luz, ésa también. Vale, no solo vamos a responderlas, sino que también te daremos algunos consejos que de verdad ayudan a que tener un hogar calentito no salga por un ojo de la cara.
Desde luego, todo es relativo, así que para saber cuánto cuesta la calefacción, tienes que considerar varios factores que nombraremos muy por encima para posterioremente centrarnos en los tipos de calefacción, que es el verdadero turrón.
Por ejemplo, si te llamas Elsa y últimamente oyes voces, una de dos cosas puede estar pasando:
Si es lo primero, sigue leyendo y además lee algunos de nuestros consejos para que tu vivienda sea más eficiente energéticamente.
Si es lo segundo: let it go, y esos eurillos que te ahorras, que el frío a ti nunca te molestó, ¿te acuerdas?
Y ya puestos a hablar de lo que es la vida en un pisito versus la vida de un palacio nórdico, viene a cuento la siguiente reflexión...
Parece una tontería, pero mejor pecar de aclarar demasiadas cosas que dejar cabos sueltos. Hay que definir qué es para nosotros "mi casa". Los metros, la distribución, el aislamiento, los muebles y hasta la decoración, juegan un papel importante al momento de climatizarla.
Porque para dormir entre sábanas de seda en Galicia en enero, hay que tener valor.
El mismo que para taparte con una manta de borreguito en Sevilla en julio.
Dedica, por lo tanto, unos minutos a observar tu casa y pensar en qué textiles, muebles o mejores de bajo coste puedes implementar de forma fácil y rápida para ahorrar dinero en calefacción.
Grosso modo, un hogar español medio se suele dejar entre 300 y 500 euros en calefacción cada invierno. Ahí es nada.
Quizás nunca te has parado a pensar qué letra aparece en la certificación energética de tu casa, o lo viste cuando la compraste o alquilaste y ya ni te acuerdas.
Honestamente, uno no va por la vida diciendo: "Me llamo Menganito, tengo 37 años, soy Tauro y mi casa tiene certificación energética B". Pero a lo mejor deberíamos, porque este dato es un indicador de solvencia de lo más inesperado...
Y es que una casa con la letra G puede llegar a pagar hasta tres veces más en calefacción que una con certificación energética B.
(¿A que ahora Menganito, el del signo tauro y la casa tipo B, parece más un partidazo?)
Hay muchos sistemas de calefacción, pero vamos a centrar el tiro en aquellos que son más comunes en los hogares españoles: los radiadores, los conductos y el suelo radiante.
En donde más y mejor veremos la diferencia de costes es en el desembolso inicial que supone incorporar cualquiera de estos tipos de calefacción.
Para empezar, el suelo radiante no es viable en todas las viviendas, o por lo menos no sin acometer una reforma completa y compleja. No obstante, partiendo del supuesto de que lo es, podemos elegir entre las distintas opciones en función de lo que necesitemos.
Si hablamos de versatilidad con una buena relación calidad-precio, los radiadores tienen sentido en la mayoría de las casas.
Sus ventajas más famosas: la capacidad de regular el calor que emiten, la rapidez con que arrancan y la posibilidad de instalarse en zonas estratégicas de la vivienda.
De este modo, es especialmente sencillo en comparación con otros sistemas, calentar únicamente las estancias de la casa en las que estés a cada momento.
Cuando se habla de calefacción por conductos, normalmente se trata de túneles que dispensan aire caliente a todas las viviendas de una comunidad de vecinos o a todas las estancias si se tratase de un hogar unifamiliar.
Probablemente, uno de los argumentos más frecuentes entre los detractores de este sistema es la imposibilidad de controlar al 100% la temperatura del aire que emiten dichos conductos. No obstante, suele ser una opción muy socorrida en las comunidades con muchos vecinos.
Versiones más personales de estos conductos son las bombas de calor, que se instalan de forma individualizada y son controlables y programables con funciones como el encendido y apagado automático.
Muchas personas que viven en hogares con suelo radiante, encienden la calefacción cuando llega el frío y la mantienen toda la temporada. Según las horas que pases en casa esta es una buena opción o un despilfarro.
La razón que lleva a encender la calefacción y no apagarla, es porque cuesta mucho que las estancias alcancen la temperatura deseada, pero una vez que la alcanzan, tienden a mantener muy bien el calor. Así, se puede regular la temperatura y notar un ahorro significativo a corto plazo.
En el amor, en el bufé libre y en la calefacción solemos darlo todo para acabar descubriendo -de mala manera en la mayoría de los casos- que ir tan a tope por la vida no es bueno. Millones de corazones rotos, empachos, y sablazos en la factura de la luz lo confirman.
Realmente, no necesitas enchufar la calefacción a todo lo que da para sentirte a gusto.
Aunque te parezca que en invierno lo más deseable es alcanzar la ebullición de tu sangre, los expertos aconsejan mantener una temperatura comprendida entre los 19ºC y los 21ºC.
Suena a poco, sí, pero recuerda que llevas ropa puesta y que hay otras condiciones ambientales que también suman grados. Y que un desmayo por lipotimia mientras en la calle está nevando sería un bochorno, nunca mejor dicho.
Nota curiosa: hay estudios que apuntan que de los 20ºC en adelante el cuerpo se relaja y la productividad disminuye. Para que lo tengas en cuenta si estás teletrabajando con la calefacción a todo lo que da y de repente notas que te aplatanas.
Igualmente, durante la noche la meta no es meterte bajo las mantas y sudar como un pollo. Con una temperatura media de 16ºC, sumando el calor que aportan el pijama y la ropa de cama estarías divinamente.
Claramente, el tema de los 21ºC de día y los 16ºC de noche no está escrito en piedra, ¡faltaría más!, y depende de situaciones personales.
Si tienes un catarro, es totalmente lógico que quieras una casa mucho más calentita. Igualmente, si vives con una persona mayor. Incluso si tus ventanas aíslan nada y menos y se te cuela el frío de la calle...
Lo que sí queremos que tengas en mente es que pasada la barrera de los 20ºC los precios de la calefacción empiezan a subir entre 5% y 7% por cada grado que le añadamos. ¿Razón de que esto ocurra? Muy simple: para calentar más, se consumen más kilovatios. Y tú pagas la luz por kilovatios.
Ya sabemos el precio medio de la calefacción en los hogares españoles. Pero, ojo, que también sabemos que este precio se puede reducir.
A continuación, te resumimos los consejos más fáciles y relevantes para ahorrar en calefacción:
Aunque hay mucha concordancia en lo que optimiza el uso de la energía y lo que no, nunca hay una realidad que funcione igual para todas las personas. Elegir un sistema de climatización que te venga bien en función de tus circunstancias y de cómo es tu casa, te puede hacer ahorrar mucho dinero.
En cualquier caso, procura que la energía que llega a tu casa sea 100% renovable para que puedas disfrutar de poner la calefacción con el menor impacto medioambiental posible y trata de ir mejorando poco a poco tu vivienda para que sea más eficiente.