Por gracia o por desgracia, en el mundo actual existen multitud de palabras que cada vez escuchamos más y que no sabríamos cómo empezar a utilizar. Es posible que bioactividad sea una de ellas, pero aquí se acaba nuestro desconocimiento. Dicen que nunca te acostarás sin saber una cosa más, ¡así que después de esto ya podremos irnos a la cama tranquilos!
Para saber qué es la bioactividad, antes debemos poner la palabra en contexto. Si os paráis a pensarlo, las veces que la hayáis leído o escuchado seguro que estaba hablándose de temas de salud. El prefijo bio- significa vida, así que la bioactividad debe hacer referencia a algo, aún no sabemos qué, cuya actividad promueve la vida, aún no sabemos dónde, ¿hasta aquí vamos bien? Y tanto que sí, ¡ya casi lo tenemos!
Llamamos bioactividad a la capacidad que demuestra una sustancia a la hora de interactuar con nuestro cuerpo con la intención de promover nuestra salud. Esto es básicamente lo que se busca en los medicamentos, que sean bioactivos. ¿Y por qué resulta tan importante esto? Pues porque de poco serviría introducir sustancias en nuestro organismo que no supongan una ayuda o una ventaja frente a una amenaza, sea esta del tipo que sea.
Lo cierto es que prácticamente todo lo que comemos tiene capacidad bioactiva sobre nuestro organismo. Por eso nos aconsejan comer lentejas, que tienen mucho hierro y son buenas para la sangre. O pescado azul, hasta los topes de ácidos Omega 3 que engrasan nuestro organismo. O frutos rojos, ricos en antioxidantes, claves contra el envejecimiento prematuro de nuestro cuerpo. Es por eso que debemos procurar mantener una dieta inteligente y equilibrada, llena de bioactivos que favorezcan nuestra buena salud y nuestro bienestar y no de calorías vacías, que solo sirven para empeorar nuestra calidad de vida, ¡por muy ricas que estén!