Hay ciertos residuos de nuestro día a día que no 'caben' en el contenedor azul, amarillo o verde pero que, a la hora de desecharlos, es preciso separar del resto de basura por sus características especiales. Por ejemplo: ¿dónde se tira el aceite? ¿dónde se arroja una lavadora vieja? La respuesta a ambas preguntas es: en un punto limpio.
Un punto limpio es una instalación controlada de propiedad municipal que ofrece a los ciudadanos un lugar en el que depositar de forma separada los residuos que se generan en los hogares.
Hay ciertos residuos que no 'encajan' en ninguno de los contenedores que podemos encontrar en nuestras ciudades y que no deben arrojarse a ninguno de ellos. Pero este tipo de residuos tienen una consideración especial por sus particulares características físicas (peso, volumen...) o químicas (más tóxicos o contaminantes). En estos casos, esos residuos son los que deben llevarse a los puntos limpios o también llamados puntos verdes.
Cada punto limpio tiene una serie de restricciones, por eso es importante respetarlas para llevar cada residuo al punto limpio más adecuado.
Las instalaciones de puntos limpios pueden ser muy variadas y admitir muy diversos tipos de residuos. Las categorías más frecuentes en las que suelen clasificarse son las siguientes:
Los puntos limpios pueden ser fijos y de gran tamaño pero también pueden ser móviles, ofreciendo un servicio de recogida de residuos para quienes no pueden desplazarse a desechar ciertos productos que van a tirar pero que no pueden arrojar a la basura.