Se llama superpoblación humana o sobrepoblación al exceso de población que se da en un lugar determinado. Se trata de un fenómeno que se produce cuando una elevada densidad de población provoca un empeoramiento del entorno, una disminución de la calidad de vida o situaciones de hambre y conflictos.
El número de habitantes del planeta crece exponencialmente. A mediados del siglo XVIII, menos de 800 millones de personas poblaban la Tierra. Hoy en día, somos 7.800 millones de habitantes, según datos de la Fundación Alemana para la Población Mundial (DSW).
Pese a la pandemia y a la importante pérdida de población que se está cobrando el COVID-19, se estima que la población mundial siga creciendo y tenga, al menos, 2.000 millones de habitantes más en 2050.
Ni siquiera en el primer año pandémico se resintió ese crecimiento poblacional, ya que la sobrepoblación mundial en 2020 siguió siendo alarmante, pues el incremento fue de 82,3 millones de habitantes respecto al año anterior.
Curiosamente, más del 60% de la población mundial vive en Asia, que es el continente más poblado. Sólo China ya cuenta con más de 1.400 millones de habitantes y la India se le acerca, con 1.390 millones de habitantes, es decir, hablamos del 19% y del 18% de la población total de la Tierra, respectivamente.
La ciudad más habitada del mundo, por cierto, es Tokio, la capital de Japón.
El punto de inflexión en el crecimiento de la superpoblación mundial se produjo a partir de la Revolución Industrial. Este hito provocó una revolución en muchos ámbitos: medicina, tecnología, agricultura, finanzas, transportes y, como venimos diciendo, también en la demografía. ¿Pero cuáles son las principales causas de la superpoblación?
Aunque hoy por hoy no es el mejor ejemplo, ahora las epidemias no son constantes, como lo eran antes. Había mucho desconocimiento sobre las enfermedades y no había el acceso a la medicina que tenemos hoy. Hay menos muertes a nivel mundial y eso genera un incremento de la natalidad. Dice la ONU que cada minuto nacen en el mundo en torno a 350 bebés.
Muchas personas en todo el mundo, por muy diferentes razones, se ven obligadas a dejar su país natal para dirigirse a zonas con más oportunidades. Eso hace que determinadas regiones vean incrementado su número de habitantes de forma constante y prácticamente inabarcable (haciendo muy difícil el desarrollo sostenible de ciertos lugares). Cuestiones como la hambruna en África o las guerras de Siria o Afganistán por causa del terrorismo provocan migraciones masivas que generan una superpoblación en determinados lugares del mundo.
En las ciudades, por lo general, existen mayores oportunidades laborales y hay un mejor acceso a infraestructuras, ocio, educación, etc. Eso hace que quienes se ven obligados a emigrar se decanten principalmente por estas zonas, provocando un fuerte incremento de población en áreas muy localizadas. En nuestro país ya se habla de la ‘España vaciada’ para referirse a esos lugares rurales que pierden población en favor de las grandes urbes.
La superpoblación mundial no es precisamente una buena noticia para esas zonas en las que se concentran las mayores aglomeraciones de personas. La sobrepoblación tiene consecuencias que no siempre son positivas. ¿Por ejemplo?
Hay más oportunidades laborales en las ciudades pero, si todo el mundo quiere trabajar en las grandes urbes, la tasa de desempleo se incrementa en esos lugares, puesto que no hay vacantes suficientes para satisfacer esa alta demanda laboral. Cuanta más población hay en un lugar, más competencia existe por un mismo puesto de trabajo.
Las ciudades de mayor superpoblación en el mundo registran índices más bajos de calidad de vida porque existe más dificultad para acceder a determinados productos o servicios. Si hay mucha gente que hace uso de servicios públicos, habrá quienes se queden sin poder acceder a ellos.
La falta de oportunidades laborales y de acceso a los servicios se ceba en los grandes núcleos de población con minorías y colectivos vulnerables y eso hace que se incrementen la delincuencia y los actos vandálicos, sobre todo por parte de personas que viven en zonas de riesgo de exclusión social que tienen como último recurso cometer crímenes para sobrevivir.
La superpoblación también tiene importantes consecuencias en el medio ambiente que, como hemos visto hasta ahora, generalmente son bastante negativas para el planeta y, en este aspecto, especialmente nocivas.
China, el país más poblado del mundo, cuenta con una alta tasa de contaminación. Las emisiones de dióxido de carbono y de contaminación ambiental, en general, son muy elevadas, y eso es consecuencia de la sobrepoblación. Por ejemplo, a mayor población en zonas costeras, mayor huella hídrica.
Para cubrir las necesidades de la población, la tala de árboles es frecuente. Por tanto, la deforestación se convierte en un serio problema debido a la superpoblación, con consecuencias fatales para los bosques y otros ecosistemas naturales, así como para la biodiversidad del planeta.
Para abastecer a un mayor número de personas es necesario consumir más energía, con lo que eso conlleva para el medio ambiente si no se implementan energías renovables o se insiste en políticas de descarbonización de la economía.
En vista de las consecuencias, hay que encontrar soluciones a la superpoblación y, para eso, todos debemos implicarnos. ¿Cómo evitar este problema?
Es posible que, incluso así, sigamos notando las consecuencias de la superpoblación en el mundo, pero podremos mitigar los daños para conseguir un desarrollo sostenible.