Técnicamente, la transición energética es un cambio en el modelo energético a largo plazo. Por suerte, por fin hemos dejado de mirar hacia un futuro inalcanzable. En menos de una década el mundo tal y como lo conocemos será prácticamente un recuerdo, mientras que de aquí a 30 años, estaremos conociendo un nuevo mundo de posibilidades con el que hasta ahora solo habíamos soñado. Eso sí, ¿no sentís curiosidad por cómo lo alcanzaremos? El post de hoy va precisamente sobre ello, ¡y os aseguramos que es realmente apasionante!
El hecho de depender de energías no renovables nos limita como especie. Hace muchos años el hombre aprendió a sacar partido de elementos como el petróleo o el gas natural, y aunque nos las prometíamos muy felices por ello… en realidad estábamos firmando una sentencia de muerte. Para nuestro planeta, desde luego, pero también para nuestras actividades comerciales. Al principio todo era abundancia, pero el hecho de que fuesen fuentes de energía no renovables significaba que eran finitas, o lo que es lo mismo, que se terminarían. Por eso urgía empezar a buscar otras fuentes de energía, trabajar en una transición energética hacia energías limpias e inacabables, y nuestro país decidió ponerse manos a la obra.
Si hablamos de transición energética en España, lo cierto es que aún tenemos que ponernos mucho las pilas. Tenemos una tierra muy rica en recursos naturales renovables, pero no solo no hemos aprendido aún a explotarlos como es debido, sino que ha habido quien se ha sacado hasta un impuesto al sol de la manga. De locos.
Ahora que conocemos de sobra las ventajas de la energía solar, o que los paneles funcionan incluso en invierno, nos quedan pocas excusas para no volcarnos de lleno en cambiar el modelo energético actual. La relación entre transición energética y cambio climático es inversamente proporcional: cuanto más empeño pongamos en la primera, menos sufriremos lo segundo. Plantear un modelo energético sostenible es fácil sobre el papel, lo difícil es llevarlo a cabo, ¡pero lo conseguiremos!
Hablar de transición energética está muy bien, pero más aún lo está el ir más allá de la teoría y descubrir qué beneficios puede traernos esta nueva forma de interactuar con el mundo que nos rodea. Hay muchos tipos de energías renovables, ¡solo tenemos que aprender a utilizarlas para que nos hagan la vida un poco más fácil!
El hecho de llamar ‘energías limpias’ a las energías renovables no es casualidad. Su utilización no genera apenas residuos, y mucho menos miles de millones de toneladas de un CO2 que resulta tremendamente nocivo para nuestra capa de ozono. Esto es vital en la lucha contra el temido cambio climático.
Ya hay más de 12 millones de empleos ligados directamente a las energías renovables en el mundo. Eso sí, la aprobación de las distintas leyes nacionales de transición energética vaticina que dicho número crezca de forma exponencial durante las próximas décadas.
La contaminación en el aire que respiramos en las grandes ciudades, y cada vez más en otras más pequeñas, provoca enfermedades. Así de directo y así de crudo, pero así de cierto. El hecho de funcionar con energía limpia hará que la calidad del aire que entra a nuestros pulmones sea muchísimo mejor y, por tanto, que nuestro día a día sea mucho más saludable.
La ley de transición energética aún no ha sido aprobada en nuestro país, pero es más necesaria que nunca. Se trata de un texto que busca dar respaldo legal a lo firmado por España en el Acuerdo de París, firmado por España en Naciones Unidas el 22 de abril de 2016. Y es que, hasta la promulgación de la ley, las iniciativas lanzadas no serán más que buenas intenciones. Es de vital importancia descarbonizar nuestra economía, conseguir funcionar sin depender de las energías fósiles, utilizando únicamente fuentes de energías renovables, pero para eso nuestros políticos tienen que ponerse las pilas.
A pesar de que todos los puntos de la ley de transición energética tienen su importancia, hay algunos que, a nuestro juicio, son algo más importantes que otros. Se estima que la demanda de energía habrá aumentado un 50% para 2050, y la intención es que para entonces el consumo de energías renovables en España sea del 100%. Por eso creemos que estos que os dejamos a continuación son sin duda alguna los puntos clave de dicha ley:
Mientras que la ley de transición energética en México va viento en popa, y la transición energética en Colombia es prácticamente una realidad, en España la ley de transición energética y cambio climático ha entrado ya en fase parlamentaria. Esto es, los grupos parlamentarios presentarán sus enmiendas, se verá qué hay que cambiar de cara a la versión final y, si todo va bien, entrará en vigor sin mayores dificultades. ¿Y después? Después a recoger los frutos de lo sembrado, ¡esperamos que salga una buena cosecha!
A veces, conceptos como el de la transición energética nos resultan tan abstractos que no somos conscientes de que son mucho más sencillos de lo que pensábamos. Los avances y las acciones para alcanzarla son mucho más ‘mundanos’ de lo que pensamos, y mejor aún, ¡están mucho más a nuestro alcance que nunca!
Sabemos que hay que utilizarlas, ¿pero tenemos claro cuáles son? Aquí van unos ejemplos de energías renovables:
Además de renovables, lo que significa que nuestro planeta puede generar más al mismo ritmo con el que las consumimos y que por tanto no se terminan, son limpias. Esto quiere decir que no contribuyen al cambio climático con el que tanto daño estamos haciéndole a nuestra atmósfera.
No hay duda, si había un problema que solucionar a la hora de garantizar la eliminación por completo de la contaminación y del uso de los combustibles fósiles, ese era la movilidad de las personas. Nos hemos acostumbrado a ponernos en la otra punta del planeta en tan solo un puñado de horas, ¿cómo renunciar a eso? Por suerte, la movilidad eléctrica ya se ha puesto manos a la obra para los transportes urbanos e interurbanos, mientras que aún habrá que ver cómo resolvemos los viajes intercontinentales. Eso sí, os vamos adelantando una cosa: ¡ya se nos ocurrirá algo!