Los terremotos son un fenómeno muy estudiado a lo largo de los años por los grandes cambios que son capaces de provocar. En esta entrada te ofrecemos una completa guía para explicar qué es un seísmo, cómo y por qué se produce, qué consecuencias puede ocasionar y qué tipos podemos distinguir. Además, repasamos los terremotos más importantes de la historia.
Es posible que hayas notado alguna vez en tu vida un terremoto y que sepas que en esas situaciones se produce un temblor. Pero, ¿sabes realmente qué son los terremotos?
La definición de terremoto es un movimiento sísmico cuyo epicentro se localiza en tierra firme. De una manera más técnica, llamamos terremoto o seísmo (también sismo) al fenómeno natural que se produce de manera brusca y pasajera en forma de ondas sísmicas en la corteza terrestre debido a la liberación de energía acumulada durante un largo tiempo.
Se trata de un movimiento violento que surge del interior de la Tierra, donde la actividad es constante.
¿De dónde vienen los terremotos? Pueden producirse por diferentes motivos (los cuales veremos más adelante) y se originan en un punto que se denomina foco o hipocentro.
Entonces, ¿por qué cuando hablamos de terremotos nos referimos más al epicentro? El epicentro es el punto de la superficie terrestre que se encuentra directamente sobre el hipocentro, que es el foco de origen del terremoto en el interior de la Tierra, es decir, donde se inicia realmente el movimiento sísmico. El epicentro es el punto en el que se proyecta ese movimiento ya en la superficie terrestre. Digamos que esos dos puntos se unirían en vertical desde el interior de la litosfera hasta el exterior de ésta.
Para entender cómo se producen los terremotos, empecemos por recordar que la superficie de la Tierra se divide en grandes bloques llamados placas tectónicas. Estas placas se encuentran en continuo movimiento, aunque éste es tan lento que es imperceptible para el ser humano.
Cuando dos de esos bloques tectónicos chocan se acumula una gran cantidad de energía que, en el momento en el que se libera, da lugar a lo que es los terremotos.
Esa energía se libera en forma de ondas y eso es lo que hace temblar la superficie de la Tierra. En una clasificación más genérica, esas ondas pueden ser de tres tipos:
La energía en forma de ondas que se libera durante un terremoto provoca una sacudida de la superficie de la Tierra durante unos 30 segundos hasta dos minutos, aunque no siempre se manifiesta de la misma manera ni con la misma intensidad, como ya sabemos. Esto es así porque no todas las ondas sísmicas son iguales. Las hay de varios tipos y cada tipo de onda sísmica tiene un movimiento diferente. Los dos tipos principales de ondas sísmicas son ondas superficiales y ondas de cuerpo, y cada una de ellas tiene dos subcategorías.
Las ondas de cuerpo son las que viajan a través de las capas internas de la Tierra y se dividen en:
Las ondas superficiales son ondas que sólo viajan a través de la corteza terrestre y llegan después que las ondas de cuerpo. Sin embargo, cuando se producen pueden provocar daños. Pero cuanto más profundo es el terremoto, con menos fuerza llegarán estas ondas. Pueden ser de dos tipos:
¿Por qué hay terremotos? Básicamente, por la liberación de energía que surge en el interior de la Tierra. ¿Y quiénes provocan los terremotos? Esa energía del interior de la Tierra puede surgir de diferentes maneras:
En función de cuál sea el origen del terremoto, podremos establecer diferentes categorías de este fenómeno. Ahora lo veremos con más detenimiento.
Dependiendo de la clasificación a la que atendamos, son varios los tipos de terremotos que existen.
Podemos encontrar tres tipos de terremotos diferentes si utilizamos como criterio principal la profundidad y, por tanto, la zona de la corteza terrestre en la que se ubica el hipocentro del seísmo:
Decíamos antes que los terremotos pueden producirse por el rompimiento de rocas en la corteza terrestre, por causa de las erupciones volcánicas o por la acción humana, debido a las explosiones. Si nos centramos en los terremotos que se producen de una forma natural, podemos establecer dos categorías de terremotos:
¿Pero por qué hay tantos terremotos? Cabe señalar que la corteza de la Tierra está formada por 17 placas tectónicas diferentes que se encuentran en continuo movimiento y eso significa que se están produciendo temblores cada medio minuto, aproximadamente, que pueden ser más o menos intensos en función de la fuerza con la que estas placas interactúen.
Cada vez que se produce un terremoto intenso, las placas tardan un tiempo en estabilizarse y eso hace que se sigan produciendo terremotos perceptibles para el ser humano, aunque a una menor intensidad. Es lo que se conoce como réplicas y tiene mucho que ver con los terremotos de Granada registrados a principios de 2021, que llegaron a encadenarse con tanta frecuencia que originaron lo que se llama un 'enjambre sísmico'.
La sismología o seismología es una rama de la geofísica encargada de estudiar los terremotos y la propagación de las ondas sísmicas, así como de las placas tectónicas.
Esta ciencia se encarga de estudiar la propagación de las ondas sísmicas en el interior de la Tierra para conocer su estructura interna, pero también de conocer las causas que dan origen a los terremotos y de tratar de prevenirlos para poder alertar a la población y minimizar sus daños.
Las personas que se dedican al estudio de los terremotos son los sismólogos, que no sólo se centran en el estudio de los seísmos sino también de sus causas. Son cuestiones que han generado un gran interés a lo largo de la historia de la humanidad y que todavía a día de hoy entrañan muchas incógnitas que no han sido resueltas.
Las ondas sísmicas que se originan en los terremotos, como ya hemos visto, pueden tener diferente intensidad. Es la magnitud de esas ondas lo que se mide a través de los sismógrafos, los aparatos que recogen los terremotos a tiempo real.
Estos aparatos, al moverse durante el temblor que provoca un seísmo, registran en un papel en zig-zag cómo ha sido el movimiento de la Tierra.
De esta forma, los sismólogos pueden determinar el tiempo de duración del terremoto, su localización exacta y la intensidad del mismo.
Estos aparatos pueden proporcionar incluso información sobre el tipo de rocas por las que pasaron las ondas sísmicas para provocar el terremoto. Y en ellos se registran también tanto las ondas superficiales como las de cuerpo.
Existe lo que se llama una 'red sísmica', compuesta por todos los sismógrafos que detectan los diferentes terremotos que se producen en el mundo. De esta forma, se pueden coordinar los datos y ajustar más los resultados en base a los registros obtenidos en distintas localizaciones. Eso hace que, por ejemplo, cuando se nos da información sobre la escala de un seísmo, ésta pueda variar después cuando se reúnan todos los datos disponibles.
El objetivo es dar un valor unificado sobre la intensidad de un terremoto, aunque es obvio que hay zonas en las que su intensidad se notará más que en otras.
La intensidad de los terremotos se mide en la escala de Ritcher, que contempla nueve grados de intensidad diferentes. También hay otras escalas de medida como la de Mercalli, pero son menos conocidas y menos utilizadas.
El sismólogo, que es quien estudia los terremotos, ha analizado también a lo largo de los años cuáles son las consecuencias de este fenómeno. Uno de los más importantes, y que por desgracia también todos conocemos, es el efecto que provoca en los mares.
Un gran terremoto puede transmitir sus vibraciones al agua de los océanos, generando una agitación que, en función de su intensidad, puede dar lugar a lo que conocemos como tsunamis.
Los maremotos son las ondas sísmicas transmitidas por un temblor de tierra a los océanos. Se caracteriza por una retirada inicial de agua para luego regresar en forma de ola gigante que puede recorrer varios kilómetros y estrellarse en la costa, dependiendo de cuánta energía sea liberada por ese terremoto que la originó.
Esta consecuencia de los terremotos es una de las más temidas por los efectos devastadores que puede ocasionar. Un maremoto muy grande puede dar lugar a un tsunami.
Esa cadena se dio, por ejemplo, en 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,1 grados en la escala de Ritcher -que duró 6 minutos- dio lugar a olas de más de sesenta metros, causando cerca de 16.000 muertos. Entre los daños materiales con efectos desproporcionados, se produjo el apagón de la central nuclear de Fukushima.
Desde el principio de los tiempos se ha prestado atención a fenómenos naturales como los incendios o los terremotos y una de las cuestiones que más preocupan es cómo prevenir los temblores. Sin embargo, los seísmos no son pronosticables.
Pero sí hay mecanismos para tratar de identificarlos lo antes posible para poder minimizar sus efectos e incluso para poder tomar medidas ante sus posibles réplicas.
Ya hemos hablado de la red de estudios sísmicos que se coordina a nivel mundial para compartir información valiosa sobre los terremotos.
En nuestro país es el Instituto Geográfico Nacional el que se encarga de esta tarea. En todo el territorio nacional -incluidas las islas- hay distribuidos sismógrafos que están conectados con un centro receptor en Madrid para poder conocer el comportamiento de los movimientos sísmicos.
Lo que sí se sabe gracias a todos los estudios que se realizan en torno de los terremotos es que hay unas zonas más propensas a sufrir seísmos que otras, porque su ubican, por ejemplo, más cerca del llamado Anillo o Cinturón de Fuego, que es la mayor zona sísmica del mundo. Se trata de una franja que abarca tres continentes y que, por esa constante interacción de placas tectónicas, se encuentra en continuo peligro de seísmo.
Tanto en esos países en riesgo como nuestro país, donde hay unas zonas más sísmicas que otras, se establecen planes especiales de evacuación para hacer frente a un terremoto. Tiene que estar claro qué se debe hacer antes, durante y después del terremoto.
Hemos visto antes que en el Cinturón de Fuego del Pacífico se dan la mayor parte de los terremotos pero, además, es ahí donde se han producido los más importantes y devastadores de la historia. Repasemos los mayores terremotos en el mundo:
Lugar | Fecha | Magnitud | Nº de muertos |
Valdivia (Chile) | 22 de mayo de 1960 | 9,5 grados | Cerca de 10.000 personas |
Sumatra (Indonesia) y varios países del sudeste asiático | 26 de diciembre de 2004 | 9,3 grados | Cerca de 230.000 personas |
Alaska (Estados Unidos) | 28 de marzo de 1964 | 9,2 grados | 128 personas |
Honshu (Japón) | 11 de marzo de 2011 | 9,1 grados | Cerca de 16.000 personas |
Kamchatka (Rusia) | 4 de noviembre de 1952 | 9 grados | 22 personas según el registro oficial |
Arica (Perú) | 13 de agosto de 1868 | 9 grados | 25.000 personas |
Indonesia | 24 de noviembre de 1833 | 8,8 grados | No hay datos fiables |
Cobquecura (Chile) | 27 de febrero de 2010 | 8,8 grados | 524 personas |
Ecuador y Colombia | 31 de enero de 1906 | 8,8 grados | 1.000 personas |
Estados Unidos y Canadá | 26 de enero de 1700 | 8,7 grados | No hay registros |
Lisboa (Portugal) | 1 de noviembre de 1755 | 8,2 grados | 30.000 personas |
Nuestro país no se queda fuera del riesgo de terremotos y hay zonas que son especialmente sensibles a sufrir este tipo de fenómenos. En la historia de España, el terremoto más devastador ocurrió en Almería en 1522. Fue de entre 6,8 y 7 grados de magnitud y hubo al menos 2.500 muertos. La ciudad quedó destruida y parte de ella quedó sumergida bajo el mar. Hasta ochenta poblaciones cercanas quedaron arrasadas.
En la Navidad de 1884 se registró otro de los mayores seísmos. Fue en la localidad granadina de Arenas del Rey, de una magnitud de entre 6,2 y 6,5 grados Ritcher. Murieron 1.200 personas y el pueblo quedó destruido.
Después ha habido otros terremotos más recientes también de gran importancia. En Lorca (Murcia), en 2011, un terremoto de 5,1 grados provocó 9 muertos y más de 300 heridos. Fue uno de los peores desastres naturales en nuestro país.
Y en las Islas Canarias también son frecuentes los terremotos al ser una zona volcánica. En 2019, por ejemplo, se registró un terremoto en El Hierro de 5,7 grados.
El Instituto Geográfico Nacional cuenta con una aplicación móvil en la que se pueden consultar todos los terremotos que se producen en España.
Además, esta plataforma permite a los usuarios notificar cuándo se ha sentido un temblor y también recibir alertas cuando se producen terremotos cerca de tu entorno.
La página web del IGN y sus redes sociales actualizan de forma constante la información sísmica de nuestro país.
Además, organismos como el Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos ofrece sismogramas en tiempo real de la red sísmica, con información compartida de todos los terremotos que se van produciendo prácticamente en directo.
Los sismólogos se valen de la información recabada a través de su tecnología y también de la colaboración ciudadana, que permite recabar datos más exactos sobre los lugares en los que se llegan a sentir todos los terremotos que se producen en nuestro país.
La gran participación social nos indica hasta qué punto los terremotos son un fenómeno que, desde siempre, ha atraído especialmente a la población, al mismo tiempo que genera alarma entre los ciudadanos.