Se puede debatir sobre el futuro medioambiental, de las carencias de infraestructuras y hasta de los problemas que presenta la transición impulsada por la Administración. Pero no de la gran cantidad de fuentes de energía preparadas para abastecernos.
Energía nuclear, agua, sol, aire; todas son un buen ejemplo del realismo sobre el que se sustentan los postulados más verdes y críticos respecto al sistema eléctrico actual. ¿Y qué tienen en común? Exacto, su baja o nula contaminación en emisiones.
Por ello, hoy queremos distinguir y hablarte de las energías alternativas, también conocidas como energías renovables. Aunque seguramente ya hayas oído hablar de ellas, es probable que no lo conozcas todo.
En este artículo te queremos contaremos sus características principales, beneficios, tipologías y situación actual para convencerte de lo importantes que son para el futuro del planeta.
La implantación de energías alternativas como fuente principal de la red eléctrica se ha convertido en el objetivo a seguir por las principales economías mundiales. Y no por casualidad.
Es verdad que los retos climáticos acechan, pero si hoy se habla más que nunca de ellas es porque la tecnología que las rodea han alcanzado un punto de equilibrio en el que pueden ofrecer eficiencia sin detrimento del coste. Vamos, que son escalables.
Se distinguen del resto de energías porque no recurren a la quema de combustibles fósiles. España, por ejemplo, vivió los últimos años anclada a una enorme dependencia del carbón, pero está logrando poco a poco revertir su modelo de producción.
¿Por qué “alternativas”? ¿De qué son exactamente “alternativas”? Pues precisamente de aquellas energías que sí generan emisiones de CO2 y que requieren de recursos naturales finitos para funcionar. Madera, gas, petróleo o similares.
Lo de “renovables”, el otro adjetivo que se les suele poner, deriva de la necesidad que arrastran de reciclar sus recursos. Sí, son ilimitados, pero no constantes. No todos los días hace sol ni siempre hay viento.
En cualquier caso, no es extraño que estas energías se hayan convertido, ya sin ningún paliativo, en la gran esperanza de gobiernos y empresas de todo el mundo. Su naturaleza las convierte en el mejor pasaporte hacia un futuro sostenible.
Su demanda ha ido creciendo de forma paulatina en los últimos años hasta lograr, por ejemplo, que se implanten paneles solares en los hogares con el objetivo de convertirse en autosuficientes.
El rápido crecimiento de las ciudades en el último siglo, así como la contaminación generada desde la Revolución Industrial, han hecho que los gases de efecto invernadero, en especial el CO2, hayan dañado inevitablemente la capa de ozono.
Gracias al desarrollo de toda una industria —cada vez más pesada—, estas se han convertido en la mejor opción para tratar de revertir el agravio histórico y alargar los pronósticos más oscuros.
El planeta entero se ha propuesto el objetivo de conseguir emisiones neutras de CO2, y Europa ya le ha puesto fecha: 2050.
Para lograrlo, las energías alternativas no solo aliviarán el peso contaminante de los procesos industriales, sino que se colarán en el día a día de las personas. Basta mirar como lo están haciendo ya mediante los vehículos eléctricos.
Poco a poco, iremos viendo cómo las electrolineras, placas solares o las turbinas eólicas van dibujando todas las ciudades de Europa y del mundo entero.
Aunque ya conozcas la ventaja más evidente de las energías alternativas, su nula emisión de CO2, existen otros muchos beneficios que explican el apoyo unánime recibido.
En términos medioambientales, las consecuencias de su utilización son múltiples:
Consiste también en disminuir, en la medida de lo posible, la explotación de las no renovables, generando así una reducción aún más significante de CO2.
El triunfo de las renovables será el del planeta, y obviamente, el de las personas que viven en él. Si hablamos de los beneficios en términos económicos:
En España, por ejemplo, existe la compensación por excedentes en instalaciones de baja tensión, donde las comercializadoras pagan por la energía generada y no consumida.
Y, si hablamos de los beneficios en términos sociales:
Gracias a ellas la energía eléctrica podría llegar a los lugares más remotos y alejados de las ciudades, sin contaminar y sin generar un gasto adicional a la población.
Aunque tengamos muy claro que el consumo dentro de unos años estará completamente sostenido por las energías 100% alternativas, también es importante saber en qué punto nos encontramos.
En España, por ejemplo, el 43,6% total de nuestro consumo eléctrico proviene de energías renovables. Se trata de un crecimiento del 17,9 % en diez años, nada mal teniendo en cuenta que supone casi la mitad del total de nuestro consumo eléctrico.
Aun así, debemos seguir trabajando en la implementación de nuevas instalaciones de energías alternativas. Si aún no te has sumado al consumo de energía y te preguntas cómo hacerlo, tienes a tu disposición más opciones de las que crees.
En primer lugar, existen compañías como EnergyGO, desde donde ofrecemos la electricidad de toda la vida pero generada con métodos limpios y renovables. Cambia tu impacto pero no tu vida.
Es algo que forma parte de nuestro ADN y que queremos que tengas siempre presente. Por eso incluimos en nuestra factura una visión general de cómo es el consumo de las principales fuentes de energía.
Las energías alternativas se están convirtiendo, si no lo son ya, en las protagonistas del consumo eléctrico.
Por ello, no solo es importante que las grandes compañías o los gobiernos las conozcan para implantarlas, sino también personas como tú para que luchemos todos juntos contra el cambio climático.
En EnergyGO creemos en las energías alternativas y por eso trabajamos con ellas. Si tú también quieres que la energía que consumes sea 100% limpia, llámanos al 900 622 715 o visita nuestra web.