Desde que comenzó el 2021 no ha dejado de hablarse del impacto medioambiental que tienen nuestras vidas, de lo que contaminamos con el coche, con la calefacción, los aires acondicionados y hasta la luz de casa.
Las restricciones aumentan y los precios siguen presionando a hábitos de consumo que parecen caducos. ¿Qué alternativas tenemos? No nos referimos a enumerar las energías renovables, sino a saber si podemos llegar hasta ellas.
Todo el mundo sabe qué es la energía eólica o la energía solar, pero pocos conocen los beneficios reales de cada una en el consumo particular, y, lo más importante de todo: sobre cuál deberíamos poner la mirada en los próximos años.
Opciones no faltarán porque España va a dedicar uno de cada tres euros de los 140.000 millones del Fondo Europeo de Recuperación en estas renovables.
De hecho, Fatih Birol, director de la AIE, estima que para 2025 estas supondrán la mayor fuente de generación eléctrica del mundo, “poniendo fin a las cinco décadas del carbón como el principal proveedor de energía”.
El problema es que la cantidad de información que hay ahí fuera no es poca. Por eso en EnergyGO queremos despejar un poco este batiburrillo de emociones mirando hacia las generaciones con más perspectiva.
No es lo mismo escuchar en la tele que la energía solar crecerá un 27% en 2021 con la instalación de hasta 181 GW en todo el mundo, que pretender instalar placas solares en el tejado de casa.
Lo mismo sucede con el resto de renovables. Frente a este desconocimiento, la Administración tiene una herramienta de verificación muy interesante a la hora de elegir la energía que queremos de forma responsable: la Garantía de Origen (GdO).
Este es un sistema de certificación de electricidad en función de la materia prima con que se produce. Se introdujo en 2007 con la idea de permitir que los consumidores pudieran conocer el impacto medioambiental de lo que demandasen.
¿Cómo funciona? La CNMV entrega los certificados de MWh de electricidad generada con renovables a los productores que los soliciten, y estos los transfieren a las comercializadoras. Así es como desde EnergyGO podemos garantizarte una energía 100% limpia.
No es perfecto, porque el GdO solo garantiza que se ha generado la misma cantidad de renovable que la consumida por el usuario en un periodo de tiempo determinado, pero sí nos ayuda a acercarnos a nuestro objetivo verde común.
Es una de las más conocidas y de las que está atrayendo más inversión para el futuro. La energía fotovoltaica (y también termoeléctrica) o solar es el auténtico rey del autoconsumo gracias al abaratamiento de las placas solares y las facilidades burocráticas de instalación.
Y es que, en tan solo 7 años las productoras han logrado reducir nada menos que un 85% el coste asociado a ella. Eso sí, no todo en esta energía son paneles solares (los que captan la radiación solar para generar potencias con sus semiconductores).
Estos solo suponen el 35% del coste de instalación de las plantas. El otro 65% lo cubren proveedores y partes adicionales que operan en la industria. China sigue siendo la reina de este frente, pero España apuesta fuerte y por eso no habría que perderle la pista.
Es la que más peso tiene en el conjunto de las renovables españolas y tras la pandemia no ha dejado de crecer. Solo en 2020 la energía eólica aportó el 21,9% de toda la electricidad consumida en nuestro país.
España tiene más de 1.200 parques eólicos y casi veinte veces más aerogeneradores: unos 21.400 instalados por toda la península. Eso nos convierte en el tercer país exportador de esta energía a nivel mundial.
Si todo esto no fuera ya de por sí importante, en la última década los costes de instalación se han reducido casi un 70%. ¿Es viable para autoconsumo? Sí, en ese caso se le llama minieólica y trabaja con aerogeneradores más reducidos que inyectan la energía en la red con inversores.
En 2020 esta energía generó 4.370 TWh de electricidad limpia en todo el mundo; una cifra récord que equivale aproximadamente a todo lo que consume anualmente Estados Unidos. Por su parte España tiene 20,4 GW de capacidad instalada (ocupa el puesto número 12).
El conjunto total suma 1.330 GW pero la AIE estima que para alcanzar el objetivo de cero emisiones para 2050 este número debería doblarse hasta los 2.600 GW. Por eso no es una locura pensar que la energía hidroeléctrica es una buena apuesta de futuro.
Esta además es viable en autoconsumo a través de lo que se conoce como minihidráulica cabañas u hoteles aislados o la instalación de pequeñas turbinas que aprovechan los saltos de agua.
Energía biomasa y biogás
Se entiende como biomasa toda aquella energía que se obtiene de cualquier tipo de materia orgánica. Puede ser animal, vegetal o artificial (mediante transformaciones químicas en centrales).
Se distingue la natural (generada sin intervención humana), la residual (mediante residuos de la actividad) y la producida (cultivos energéticos). Para generar la mencionada energía se utilizan muchos métodos distintos.
Destacan la combustión, la pirólisis, la gasificación y la co-combustión entre otros. Solo con la biomasa se pueden generar hasta 8.300 horas al año de electricidad, y los gobiernos la aprovechan mediante mixes equilibrados. Es ya nuestro 6,7% de la generación total.
Utilizar parte de la inmensa energía que tiene la pila de la Tierra. Ese es el concepto de la geotermia, una renovable que promete acabar con la espera a otras alternativas, para acudir directamente a donde ya está la energía.
Basta con utilizar las técnicas de perforación de la industria petrolera para llegar a la profundidad de suelo donde la temperatura es suficiente para extraer los recursos. Esto en la actualidad se traduce en centrales hidrotermales que toman el agua de la corteza.
Hablamos de una fuente inagotable y totalmente limpia de energía que se divide por temperaturas:
España está algo rezagada en este frente respecto al gran impulso que están liderando otros países como Suecia, Alemania u Holanda.
Es algo más desconocida pero alberga un gran potencial en países con muchos kilómetros de costa como España. La energía mareomotriz se obtiene de las subidas y bajadas de la marea por el efecto gravitatorio del Sol y la Luna.
Es, por tanto, un método sostenible y previsible que permite establecer sistemas rentables a largo plazo. Existen distintos métodos de obtención: generadores de corrientes de marea o TSG, presas de marea (por salto de agua) y DTP (por energía cinética).
El impacto en el ecosistema que tienen las instalaciones, su elevado coste operativo y las limitaciones geográficas están restando el avance de este tipo de energía. Destaca País Vasco y su central de Mutriku, que por sí sola tiene una potencia instalada de 296 kW.
Como su propio nombre indica, es aquella que se obtiene de la propia energía de las olas marinas. Es otra de las renovables que dan los océanos y que está impulsando la ahora popular economía azul.
¿Cómo se obtiene? Existen varios métodos como por ejemplo las boyas de punto de absorción, las serpientes marinas articuladas, las columnas de agua oscilante (cámaras de aire comprimido) o los convertidores.
Aunque podría confundirse con la mareomotriz, la energía undimotriz no depende de los efectos gravitatorios, sino de nada más y nada menos que el viento. Por eso tiene más potencial en las costas del norte de la península y en el estrecho.
Es una de las claves más cercanas para acelerar el proceso de descarbonización de los principales emisores de CO2. El hidrógeno verde ya no es ciencia ficción y hay proyectos reales en marcha para explotarlo.
El problema es que, aunque esta molécula es una de las más abundantes del universo, en la Tierra se muestra casi siempre asociada a otros elementos. Por eso para obtenerla es necesario realizar procesos químicos algo costosos.
El más común es la electrólisis del agua (romper su molécula) mediante otras energías renovables. Es caro y de momento solo representa el 1% de la producción total de hidrógeno, pero promete despegar en cuanto se resuelvan los problemas logísticos de transporte.
Terminamos la lista con una renovable que todavía está en fase experimental pero que promete ser una de las más importantes en el frente azul. La energía osmótica es aquella obtenida de la reacción química que se genera por las diferencias de salinidad.
¿Y dónde encontramos niveles de sal distintos en la naturaleza? Exacto, en la confluencia de ríos con mares. En entorno controlado se emplean dos tanques divididos por una membrana semipermeable artificial que permite el paso del agua reteniendo las sales.
El agua dulce pasa al otro tanque mediante los nanoporos y aumenta su presión generando electricidad a través de una turbina. Actualmente esto se materializa en la ósmosis por presión retardada y la elecrodiálisis inversa.
Completamente desarrollada la energía osmótica podría satisfacer hasta el 40% de la producción mundial de electricidad. Una locura ¿verdad? La realidad es que el futuro no está tan lejos como parece y en EnergyGO estaremos ahí para verlo.
Las energías renovables prometen dar nombre a este nuevo periodo histórico que ahora se abre ante nosotros y sus posibilidades parecen infinitas. Es algo que necesita el planeta y a lo que tú ya puedes empezar a contribuir.
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