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El reciclaje es algo que está a la orden del día y muchos ya tenemos este proceso de separación de residuos integrado en nuestro día a día. A través de él, la “basura” se transforma en otros productos para darle una segunda vida.
De esta forma, el reciclaje reduce el consumo de materias primas y ayuda a la eliminación de residuos. Claro está que para hacerlo de forma eficiente hay que tirar los desperdicios en el contenedor correcto y separarlo cuidadosamente.
Aunque el material se reutilizará igualmente, si mezclamos los materiales incrementaremos el esfuerzo y gasto de las plantas que se encargan de la gestión de residuos. Por ello los contenedores están divididos por colores. Cada uno representa qué puedes tirar en su interior.
Aquí te vamos a explicar cuál es cada contenedor, qué tirar dentro y cuáles son los errores más comunes para que no los cometas.
Este puede ser el que más dudas genera. De media, en nuestro país hay una proporción de un contenedor amarillo por cada 117 habitantes, la cifra más baja de todos. Aunque es el más conocido y el que más gente utiliza, un tercio de la población sigue sin saber exactamente qué tirar.
Dentro de este debemos depositar las botellas, envases (de plástico y metálicos) y briks. Parece sencillo, pero muchas personas se confunden con depende qué materiales.
Como acabamos de señalar, no todo el mundo conoce qué tipo de productos se tiran a este contenedor amarillo. Es normal, pues muchos piensan que todo aquello fabricado en plástico va dentro, y no es así.
Nunca deposites juguetes, biberones y chupetes, utensilios de cocina y cubos de plástico. A pesar de que claramente estén compuestos por plástico en gran medida, tienen su punto de reciclaje propio.
Además, existen otros materiales que pueden generarnos dudas también. Los vasos de papel, CD y DVD, tupperwares, cápsulas de café, botes alargados de patatas…Ninguno de ellos debe ir en el interior de los contenedores amarillos.
Lleva el mismo tiempo en funcionamiento que el amarillo, pero en este caso hay 215 personas por cada contenedor de papel y cartón. Este es uno de los materiales que más se reutiliza (un 80% de los hogares son recicladores activos).
Este contenedor es el que más fácil se distingue y usa. Está destinado para papel y cartón exclusivamente. Un pequeño truco para ahorrar espacio es doblar las esquinas y expulsar el aire que tenga en su interior. ´
Todos aquellos envases de alimentación, cajas de zapatos, productos congelados como pizzas. papel para envolver y de uso diario van dentro de este tipo de contenedores.
Un fallo muy extendido en la sociedad es pensar que el brik de zumo o leche va en el contenedor azul, error, va en el amarillo. Por mucho que tenga componente de cartón, su interior está compuesto por plástico y aluminio.
Otros deshechos diarios como las servilletas, papel de cocina o papeles sucios tienen que ir con los orgánicos. El motivo es que muchos están contaminados de aceite u otros productos que impiden un tratamiento correcto del materia, así como los pañales de niños.
El tercer integrante del clásico tridente del reciclaje. Estos contenedores están distribuidos de tal forma que encontrarás uno por cada 213 habitantes en España. Este es fácil de reconoces ya que tiene una forma de iglú (en su mayoría) y un hueco para introducir los desperdicios con forma circular.
En España es tal la concienciación que desde 1998 la dotación de contenedores ha crecido en más de un 200%. Esto se traduce en ser uno de los países con mejor ratio de contenedores.
En este caso también está bien identificado por todos, por un lado, están todas las botellas de vidrio (vino, cava, alcohol…), frascos de vidrio de perfumes o tarros de alimentos como conservas o galletas.
El principal error de todos los ciudadanos es que confunden el vidrio con el cristal y tiran residuos impropios de los contenedores verdes. Las bombillas, espejos, ceniceros, vasos y más productos del estilo tienen su propio lugar para el reciclaje.
Este tipo de contenedores es el de toda la vida, el de los residuos que no se reciclan, pero ahora con una nueva característica, tampoco sirven para hacer compost. Estos desperdicios no se reutilizan y son llevados a los vertederos o rellenos sanitarios.
En este caso, productos como juguetes, chupetes, utensilios de cocina, pañales, arena y todos los que no se pueden tirar en el marrón, van aquí. Como puedes apreciar, son todos materiales que no se pueden reciclar.
Como es lógico, la división entre el tradicional cubo de basura aún no ha calado en muchos de nosotros y cuesta hacerse al cambio. Por lo que en numerosas ocasiones tiramos sin darnos cuenta el residuo que no es. Simplemente fíjate y sepáralos de los residuos orgánicos.
Este tipo de contenedores son una división de los grises y no están presentes en todas las Comunidades Autónomas. Por el momento se encuentran en País Vasco, Navarra, Cataluña o Madrid.
Gracias al reciclaje de estos desperdicios se puede realizar "compost", un biorresiduo que se puede utilizar como generador de energía o fertilizante.
Ahora esta división parte en dos lo que antes era un solo cubo por lo que bastará con añadir un cubo o bolsa más en tu casa, oficina o aula.
Dentro de este tipo de contenedores debes depositar tanto restos de alimentos como pieles de fruta, espinas de pescado, plantas, cáscaras, servilletas… Todo aquello que es puramente “basura”.
Aquellos restos que no se tienen que tirar dentro son esos restos no orgánicos como cerámica, pañales, colillas, toallitas, arena, pelo… Todos estos materiales no pueden tirarse en el interior del contenedor marrón porque están altamente contaminados y no se reciclarán.
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