Se acerca el invierno y ha vuelto el frío a la calle. En los hogares se vuelve a usar radiadores y otros sistemas para caldear el ambiente, pero no somos conscientes de cuánto contamina la calefacción el aire de las ciudades.
Las emisiones de CO2 provocadas por la calefacción del hogar son una de las principales fuentes de contaminación del aire de las ciudades. ¿Hasta qué punto llegan estos niveles de polución?
Aunque históricamente se haya asociado la polución de las ciudades con el uso excesivo de los coches, hay que señalar lo contaminante que es la calefacción en casa.
La Oficina Española del Cambio Climático ha estimado que las emisiones derivadas de la calefacción y el consumo de agua pueden suponer un 20% de la polución total de la casa.
Cabe destacar que la mayoría de las emisiones derivadas de la calefacción se realizan en momentos en los que no es necesario. Es decir, se está realizando un gasto innecesario de recursos.
La Universidad de Boston demostró en un estudio que cerca de 10.000 estadounidenses al año morían por causas derivadas de la combustión de la aclimatación del hogar.
Si queremos comparar y establecer cuál es la principal causa contaminante, hay que analizar las emisiones de CO2 de ambos.
Por parte de los sistemas de calefacción se ha aclarado que en promedio se emiten dos toneladas de CO2 anuales por cada vivienda de 100 metros cuadrados habitada por cuatro personas.
Los coches sin embargo dependen de más factores como el tipo de combustible, consumo del motor o kilómetros recorridos. En promedio, un turismo emite entre siete y nueve toneladas de CO2 al año.
Tras comparar ambos factores se puede concluir que el coche es más contaminante, pero no está tan alejado de la calefacción. Ambos consumos se pueden ver reducidos para mejorar la calidad del aire.
En el caso del coche, el uso del transporte público es la principal alternativa. También se puede compartir vehículo para reducir emisiones.
Aparte de la ya mencionada calefacción y transporte, existen otros factores que contribuyen a la contaminación del aire de las ciudades.
La exposición prolongada al aire contaminado es sinónimo de problemas de salud. Los resultados pueden variar entre enfermedades respiratorias, cardíacas o cáncer de pulmón.
Estos efectos se multiplican si son niños o ancianos quienes se exponen al aire contaminado. Personas ya enfermas o indigentes también sufren más las consecuencias. En Europa, la contaminación atmosférica es la causante directa de más de 430.000 muertes prematuras.
Por otro lado, las emisiones de CO2 también aceleran el calentamiento global y todo lo que conlleva. De esta manera, se favorece el efecto invernadero y aumenta la temperatura del planeta.
Si nos fijamos en la calidad del aire de las ciudades españolas, hay dos que destacan por encontrarse en una situación negativa.
Madrid y Barcelona, las dos ciudades más importantes de España, se mantienen con niveles elevadísimos de contaminación y son incompatibles con una buena salud.
Otras zonas que cuentan con niveles muy elevados de polución son Leganés, Alcalá de Henares, Mollet del Vallès, Torrejón de Ardoz, Marbella o Zaragoza.
Hay varias alternativas a la calefacción para no pasar frío y mantener un hogar caliente. La primera de ellas es el uso de ropa cálida y mantas, que te permitirán abrigarte sin coste y de manera sostenible.
Colocar alfombras en el suelo y sellar ventanas y puertas también es recomendable. Todo lo que evite la filtración de aire frío es bienvenido.
Aprovecha también las emisiones de calor que desprenden los electrodomésticos. Si cierras las puertas y ventanas de una sala con la lavadora funcionando, probablemente se mantendrá con mejor temperatura.
Aprovecha las horas de luz y deja que los rayos del sol iluminen tu casa por completo. No dejes las persianas bajadas ni las cortinas corridas en estos momentos del día.
Sustituir las calderas antiguas también ayudaría a mejorar la calidad del aire, ya que estas eran más contaminantes que las actuales, además de reducir también tu consumo.
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