Cada uno de nosotros tiene un impacto en el medioambiente, ya sea mayor o menor. El tiempo que usas el coche, comprar productos de un único uso… Los términos que se suelen usar para describir esto son huella ecológica y huella de carbono.
Intenta pensar en cuántas emisiones de dióxido de carbono generas a lo largo de un año. Seguramente te resulte imposible hacerte una idea aproximada de las cantidades o en qué procesos las has creado.
El desconocimiento es un grave problema, ya que no solemos ser somos conscientes del daño que podemos hacerle al planeta. Estas métricas de las que hablamos sirven para que situemos el impacto de nuestras acciones.
Ambos términos están muy relacionados, ya que tienen que ver con nuestro impacto personal en el medioambiente. Las diferencias más importantes en estos conceptos tienen que ver con el ámbito al que se refieren.
Por regla general, es más sencillo hacer una comparativa entre dos términos cuando se conocen ambos. Vamos a definir qué son la huella ecológica y la digital primero, luego los analizaremos en conjunto.
Podemos definir la huella ecológica como un medidor que se encarga de rastrear el impacto que genera cada persona en el medioambiente. Tiene que ver con todos los procesos que influyen en el planeta.
Con la huella ecológica se calcula el espacio de tierra que necesita cada persona para existir. Al ver la cantidad de espacio que ocupas del planeta para seguir llevando tu nivel de vida, seguramente te plantees cosas.
En la huella ecológica se tienen en cuenta todos nuestros hábitos cotidianos, por lo que se estudian los recursos energéticos o de cualquier tipo que consumimos, los productos finales, residuos que generamos…
Si nunca has hecho un cálculo de tu huella ecológica, te animamos a que lo hagas por primera vez. Como te decimos, es probable que te lleves las manos a la cabeza cuando veas las cantidades en las que nos movemos.
Por otro lado, nos encontramos con la huella de carbono. En este caso, no hablamos de un concepto tan amplio como el anterior, nos centramos en una medición mucho más concreta.
La huella de carbono está relacionada con la cantidad de gases de efecto invernadero que lanzamos al planeta. Tiene como objetivo de estudio todos los procesos que llevamos a cabo: uso de las diferentes energías, viajes en coche, uso de combustibles…
Al igual que con el caso anterior, el objetivo de este tipo de medidores es la concienciación, tanto de empresas como de particulares. Cuando seamos conscientes de los gases que lanzamos al planeta, es probable que actuemos más.
Se tienen en cuenta todos los gases que se liberan de forma directa o indirecta con nuestras acciones. Es bastante preciso, ya que no debe analizar diversas métricas, se centra en una sola.
Ya te puedes hacer una idea de lo que distingue cada uno de estos términos: su ámbito de actuación. La huella ecológica hace referencia al impacto medioambiental que tienen todas nuestras actuaciones en el planeta, mientras que la huella de carbono analiza nuestras emisiones.
También es diferente la forma en la que se representan. La huella ecológica nos enseña la cantidad de espacio que necesitamos para seguir llevando nuestro nivel de vida. En cambio, la de carbono muestra las emisiones que hemos realizado.
Conocer nuestro impacto negativo en el planeta nos ayudará a tomar decisiones más sostenibles y seguir ayudando en la lucha por la descarbonización de las sociedades.
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