Puede que no seamos unos expertos en el cuidado del medioambiente, pero es muy probable que conceptos como el de la calidad ambiental empiecen a sonarnos bastante. La sociedad en la que vivimos parece haber despertado de un letargo que ha durado no pocas décadas y por fin se preocupa por el entorno que la rodea. Esto hace que conceptos como el de la calidad ambiental estén cada vez en más discursos, pero… ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de calidad ambiental?
En realidad, para definir el concepto de calidad ambiental basta con aplicar un poco de sentido común. La calidad ambiental es una escala que mide la salud de un ecosistema concreto. Es decir, es la escala con la que podemos calificar en qué estado se encuentra una zona de la naturaleza que ha podido estar sufriendo el azote de la acción del hombre durante décadas. Eso sí, la calidad ambiental no solo afecta a la flora y a la fauna que vive en dicho ecosistema, sino que indica en qué grado están afectando estas variaciones a la población de una determinada región. Los seres humanos no pueden vivir en una zona con mala calidad ambiental, entre otras cosas, porque podría resultar extremadamente dañino para la salud.
Hablar de ‘medir el medioambiente’ parece tan abstracto que muchos no sabríamos ni por dónde empezar. Por eso se ha desarrollado un sistema de indicadores ambientales que sirven para saber exactamente una zona natural y cómo podemos mejorarla. Estos pueden estar relacionados, por ejemplo, con cómo es el uso de energía en la zona, cómo afecta a la naturaleza y si este permite un desarrollo sostenible en la misma. Básicamente, la calidad ambiental es la forma que tenemos de vigilar e intentar corregir los lugares en los que hacemos nuestra vida.