Hay determinados factores que provocan que la emisión de gases contaminantes a la atmósfera se concentre más en determinados puntos o en determinados períodos de tiempo. Es en estos casos cuando hablamos de flujo de emisión.
Se llama flujo de emisión a la cantidad de contaminantes que vierte a la atmósfera una determinada fuente de emisión de gases contaminantes en un período de tiempo concreto. Este índice se expresa en masa por unidad de tiempo (kg/h, tm/año). El flujo o nivel de emisión es, en definitiva, la velocidad a la que es emitido un elemento contaminante por una fuente de emisión.
Hablamos en este caso de contaminantes primarios, pues son emitidos directamente por una fuente de emisión, aunque estos contaminantes pueden experimentar cambios y procesos químicos que los convierten en contaminantes secundarios. La concentración de todos ellos, primarios y secundarios, es lo que se conoce como nivel de emisión.
Un contaminante primario es el que se emite directamente desde una fuente de emisión a la atmósfera y un contaminante secundario es consecuencia de los contaminantes primarios, ya que se origina cuando los contaminantes primarios reaccionan en la atmósfera con los agentes atmosféricos o la radiación solar.
Uno de los grandes problemas que se producen por la contaminación es que, una vez emitidos los contaminantes a la atmósfera, éstos no desaparecen. El viento, la humedad y el sol determinarán cuánto tiempo permanecen en el ambiente.