Existe cada vez una mayor concienciación por parte de la sociedad y de las empresas a la hora de tomar medidas que nos permitan proteger de manera efectiva el medio ambiente. También es cierto que las autoridades han establecido la legislación necesaria para que nadie se olvide de este aspecto. La norma ISO 14001 recoge, entre sus pautas de actuación, la obligación de que las empresas establezcan y dejen registrados sus objetivos ambientales.
Los objetivos ambientales son los fines generales que marca una empresa para mejorar su actuación ambiental. Pueden ser desde disminuir el uso de agua a mejorar la eficiencia energética. Esas metas ambientales son medidas de actuación que se establecen para alcanzar un objetivo concreto.
Los objetivos ambientales han de tener una meta, que va relacionada con el objetivo último establecido por la compañía. Cada empresa tiene que establecer sus propios objetivos ambientales en base a sus funciones y ha de mantener una información documentada sobre esos objetivos ambientales que quiere conseguir.
Para determinar esos objetivos, la empresa ha de tener en cuenta aspectos que son fundamentales:
Será la empresa la que recoja qué acciones quiere conseguir y qué objetivos ambientales se pueden integrar en todos los procesos de negocio de la compañía.
La empresa tiene que conocer cuáles son sus obligaciones ambientales para cumplir con ellas y, también, cuáles son los riesgos y las oportunidades que de su actividad se derivan para poder fijar esas metas. De esta forma, los objetivos ambientales han de ser: