Hace años que la búsqueda de la eficiencia energética se ha convertido en un objetivo de las pequeñas, de las medianas y de las grandes empresas. Para lograr este fin se recurren a medidas como la integración de las tecnologías digitales en las redes de distribución eléctrica. En ese aspecto se basan las Smart Grids.
Las Smart Grids son sistemas de redes de distribución eléctrica que se complementan con el empleo de las tecnologías digitales basadas en la ingeniería eléctrica. El objetivo es ser más eficientes a la hora de cubrir la demanda a la que tienen que hacer frente. De hecho, el término Smart Grids tiene una traducción al castellano que es “red inteligente”.
Para que las Smart Grids puedan ofrecer el máximo rendimiento es necesario que cuenten con tres componentes. El primero de ellos recibe el nombre de Smart Metering que es un dispositivo que se encarga de medir el consumo eléctrico. Posteriormente, los datos que obtiene los envía a la compañía. La ventaja de este componente es que da la opción de compartir esos datos de consumo con los consumidores que tienen la opción de saber a qué han destinado sus gastos.
El segundo componente es el Grid Intelligence. Se trata de la propia infraestructura de las Smart Grids. Esto hace que sea un componente esencial para el funcionamiento de la propia red. Finalmente, aparece el Utility IT, que es un componente que sirve, entre otros aspectos, para recopilar los datos de consumo y detectar en qué puntos de la red eléctrica se produce el mayor consumo.
El uso de las Smart Grids se ha extendido porque ofrecen una serie de beneficios. El primero y el más destacado es el ahorro, ya que todas las operaciones que se llevan a cabo están debidamente optimizadas. Otro aspecto importante es que sus generadores permiten que un usuario pueda ser un pequeño productor de energía. Finalmente, aparece la ventaja de que esta tecnología es fácil de integrar, sobre todo en sistemas de energías renovables como las placas solares.
