Sí, la sostenibilidad está de moda. Por eso no dejamos de ver todo tipo de innovaciones en la forma de consumir y vivir. Ejemplos de ello son los coches eléctricos o el auge de la segunda mano. Las casas pasivas forman parte de este boom.
Se trata de un tipo de edificación que busca reducir la demanda eléctrica de terceros. De esta forma, y mediante estrategias de diseño global, disminuye hasta en nueve veces el consumo de un hogar normal. Así, minimiza el impacto medioambiental que generan las viviendas convencionales.
Hablamos de un concepto que se popularizó en las escuelas de arquitectura estadounidenses de los años 80, pero del que no se sabe mucho. ¿Has escuchado alguna vez hablar de ello? No, ¿verdad? Por eso, en este artículo vamos de listillos.
¿Cuánta energía ahorramos con las casas pasivas? ¿Cómo es el clima dentro de una? ¿Cómo funcionan este tipo de viviendas? ¿El ahorro energético compensa su precio?
Como ya hemos mencionado, las viviendas pasivas son un tipo de construcción bioclimática. Es decir, tiene en cuenta las condiciones climáticas de la zona donde se vaya a construir para aprovecharlas. Esto es lo que permite la reducción de consumo de energía.
Edward Marzia es el pionero de este tipo de arquitectura doméstica. Decide utilizar la expresión “pasiva” para describir la idea de almacenar y redistribuir energía de forma autónoma.
Los requerimientos para determinar que estamos ante una casa pasiva cambian dependiendo del país y de la zona en la que se encuentre. De esta forma, un hogar en España no tiene que cumplir con las mismas necesidades que uno en Wisconsin.
El Código Técnico de la Edificación determina que todas las viviendas que se construyan deben recibir un mínimo de 15 kWh/m2 en calefacción o refrigeración al año. Es decir, este tipo de casa nos permite ahorrar hasta el 90% del consumo de electricidad y gas de una casa convencional.
Podemos decir que las casas pasivas están formadas por cinco elementos básicos, que se van alterando en función de la ubicación en la que se vaya a construir:
¿Qué se toma en cuenta a la hora de diseñar una casa pasiva? A saber: la temperatura, los niveles de humedad, la velocidad y dirección del viento que suela haber en la zona, y la cantidad de sol que vaya a recibir.
Por ejemplo, para una casa pasiva en la montaña se recomendaría dejarla abierta al sol durante las horas del mediodía y cerrarla cuando soplara el viento frío. Por el contrario, en el desierto habría que diseñarla de tal forma que quedara protegida del sol y calor.
De esta forma, las viviendas pasivas se construyen prestando especial atención a la atmósfera exterior con la intención de crear una especie de microclima dentro del hogar.
Es el mismo microclima mencionado el que permite a las viviendas pasivas reducir la demanda energética. Esto es, ahorramos en calefacción y refrigeración gracias al abundante aislamiento térmico con el que las construyen.
Aquí es cuando entramos en el terreno arenoso que más nos preocupa a todos: el precio.
Utilizamos materiales y elementos de muy buena calidad, donde los detalles están muy cuidados. De esta forma, el precio de cada metro cuadrado de una casa pasiva puede triplicar al de una convencional.
Sin embargo, el importante ahorro energético que supone convierte este gasto en más bien una inversión. Además, no tener que estar pendientes de forma constante de la ventilación, o encender la calefacción un día específico para que no se congele el hogar son claros pros.
Asimismo, como no tenemos por qué abrir las ventanas, tampoco entra en nuestra vivienda toda la contaminación aérea ni sonora. Es decir, a cambio de un poco más de dinero, ahorramos económicamente a largo plazo, y también gastamos menos en crear y mantener un ambiente neutro.
Las casas pasivas han demostrado ser un cambio muy importante en la forma de vivir de la gente. El ahorro tanto financiero como de emisiones negativas para el planeta las hace especialmente atractivas para una gran variedad de personas.
Todos los beneficios que nos aportan este tipo de viviendas nos hacen replantearnos los gastos que genera nuestra forma de vida actual. ¿En qué se traducen los precios de nuestras facturas de luz y gas? ¿Es positivo o negativo para el medio ambiente?
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