La contaminación es una de las principales causas del cambio climático. En este contexto, algunos de nuestros hábitos diarios son muy dañinos para el medioambiente. No obstante, para combatir el calentamiento global es importante conocer de qué tipos de contaminación hablamos, para saber las posibles causas y soluciones.
En este artículo vamos a explicarte qué es la contaminación medioambiental, cómo se forma, cúales son los motivos principales y cómo evitarlos.
La contaminación ambiental consiste en dañar el medioambiente cuando introducimos sustancias contaminantes que pueden provocar graves daños y alteraciones dentro del ecosistema. En ese sentido, las consecuencias pueden ser catastróficas tanto para el medio natural como para los seres vivos que habitan en él.
Por ende, la Asamblea General de la ONU declara que contribuir a un medioambiente saludable es un derecho humano. De este modo, Naciones Unidas apoya la protección a los sectores de población más vulnerables ante el cambio climático y asegura que el compromiso con el planeta debe ser global.
No es ningún secreto que la actividad destructiva del ser humano no ayuda en absoluto a combatir el calentamiento global. Por eso, cada día es más urgente tomar medidas medioambientales efectivas a causa de la emergencia climática.
A continuación, te contamos qué tipos de contaminación hay, cuáles son sus consecuencias y cómo podemos pararlo.
Ahora que ya sabes qué es la contaminación ambiental, cabe destacar que existen varios tipos, según el medio físico donde se desarrolle y según cuál sea el contaminante que lo provoque.
En primer lugar, podemos distinguir 3 tipos de contaminación, dependiendo del medio donde se produzca: aire, agua o tierra.
Sobre todo, se produce por la contaminación del aire en las ciudades. En cuanto a sus causas, destacan la emisión de gases tóxicos y la emisión de sustancias nocivas por parte de vehículos y sistemas de calefacción tradicionales.
Además del aire, las aguas de nuestro planeta también sufren las consecuencias de las actividades abusivas del ser humano. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya se ha pronunciado sobre la escasez de agua potable en la Tierra.
Según la OMS, esto se traduce en que una de cada cuatro personas en todo el mundo no tiene acceso a ella, es decir, cerca de 2000 millones de personas. Asimismo, unos 3600 millones de habitantes, casi la mitad de la población mundial, tampoco pueden acceder a un sistema de saneamiento seguro.
Las sustancias químicas que se vierten en el agua, como plásticos, combustibles y otros desechos, son los principales causantes de la contaminación acuática. Además, la OMS apunta a que la falta de agua potable e higiene provocan el fallecimiento de más de 1000 millones de niños en todo el mundo cada año.
Tratar el ecosistema terrestre como si fuera un vertedero o su sobreexplotación tampoco ayuda a combatir el cambio climático. De hecho, la contaminación del suelo es algo que nos debería preocupar a todos.
No es la primera vez que te hemos explicado en nuestro blog cuáles son las consecuencias del cambio climático sobre la agricultura. Además, algunos hábitos del ser humano son muy perjudiciales para el campo, como la deforestación de bosques o el uso de pesticidas y otros productos químicos para el cultivo intensivo.
Además de la polución atmosférica, del agua y del suelo, existen otros tipos de contaminación según el contaminante. La contaminación acústica, lumínica, química, radiactiva y genética son algunas de las más conocidas.
La OMS advierte que el ruido es uno de los elementos que más enfermedades provoca a la población. Concretamente, el ruido afecta a más del 25% de habitantes en España. Y es que, por más acostumbrados que estemos al ruido en el día a día, en realidad supone un grave problema.
Concretamente, todo ruido que supere los 65 decibelios durante el día y los 55 decibelios durante la noche se considera contaminación acústica. Sus principales causas son el tráfico, las obras, el tránsito aéreo y las actividades de entretenimiento que se desarrollan, sobre todo, en las grandes ciudades.
¿Sabías que el exceso de luz artificial también es muy perjudicial para el planeta? Sí. Esto se conoce como contaminación lumínica y se produce de diversas maneras: luces de vehículos, alumbrado público, paneles luminosos de negocios, vallas publicitarias o luces de edificios son las más habituales.
La ONU advierte de que la contaminación lumínica provoca la muerte de millones de aves cada año. Por eso es muy importante que aprendas a utilizar de manera responsable las luces artificiales, sobre todo durante la noche.
Por lo general, cuando hablamos de contaminación química nos referimos a aquella contaminación producida por el uso de sustancias tóxicas que tienen su origen en plantas industriales.
Sin duda, se trata de contaminantes con efectos muy nocivos para la naturaleza y el ser humano. También hay que entender que los daños dependerán de la cantidad de sustancias tóxicas que haya, así como de la capacidad del medio físico para disolverlas.
Por otro lado, la contaminación radioactiva se produce por la emisión de sustancias o materiales radioactivos al medioambiente. Normalmente, esto se deriva del abandono de residuos en plena naturaleza o de accidentes en plantas industriales.
En España, según la Ley 54/1997, se considera residuo radiactivo "cualquier material o producto de desecho para el cual no está previsto ningún uso, que está contaminado por elementos que liberan radiación en concentraciones superiores a los establecidos por el Ministerio de Industria". Un claro ejemplo es el uranio.
Pero ¿qué ocurre con los materiales radiactivos? Pues estos pueden contaminar cualquier tipo de superficie, además de poner en grave peligro la vida de todos los seres vivos.
También está la contaminación genética, que consiste en la modificación de genes de los seres vivos para crear nuevas especies. En este caso, tiene algunas ventajas pero son más las desventajas. Por ejemplo, los alimentos transgénicos son capaces de resistir las sequías y las plagas de insectos.
Sin embargo, esto supone una gran amenaza a la biodiversidad. En el caso de las plantas transgénicas, al haber sido modificadas genéticamente, su consumo humano puede provocar nuevas enfermedades, así como la resistencia de las bacterias a los antibióticos.
Después de recopilar todos los tipos de contaminación que hay y cuáles son sus principales causas, aquí te traemos una lista de posibles soluciones para combatir el cambio climático:
El agua, el viento o el agua son los principales recursos naturales del planeta que son ilimitados, limpios y que, por tanto, se pueden aprovechar para generar energía sostenible y renovable. A día de hoy, las energías alternativas o renovables más utilizadas son la solar, la eólica, la hidroeléctrica o la biomasa, entre otras.
El reciclaje es esencial para luchar contra el cambio climático. Tanto en el hogar como en la oficina, reciclar es mucho más sencillo de lo que parece. Algunos gestos tan simples como tirar las botellas y envases de plástico en el contenedor adecuado o llevar las pilas a un punto limpio ayudará a frenar el calentamiento global.
El agua es un bien muy valioso, pero también caro y escaso. De hecho, recordamos que la mitad de la población mundial no tiene acceso a agua potable. Por eso es muy importante que seamos conscientes de la importancia de reducir su consumo. El medioambiente nos lo agradecerá. Lo mismo ocurre con el ahorro de energía.
El uso de motores híbridos y eléctricos ha aumentado mucho en los últimos años. Además, el Gobierno de España ya ofrece ayudas económicas a los conductores para que cambien su coche de combustión por el eléctrico. Una buena forma de animar a toda la población a adoptar hábitos sostenibles.
Comprar alimentos ecológicos tiene numerosos beneficios para nuestra salud, como la prevención de cáncer, de la obesidad y otras enfermedades. Además, el consumo de este tipo de productivos no daña el medioambiente, ya que no deja residuos contaminantes.
Por último, aunque no menos importante, la concienciación medioambiental. Esto hará que las generaciones presentes y futuras ayuden a combatir el cambio climático. Se puede hacer desde diversos ámbitos: en casa, en las escuelas e incluso desde las instituciones gubernamentales.
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