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El calentamiento global provocará cambios significativos en el ciclo del agua y en la salinidad de mares, ríos y océanos de nuestro planeta. No lo decimos nosotros, sino un reciente estudio de la ONU. Para que entiendas qué está pasando, vamos a explicarte en detalle cómo afecta la salinidad de mares y océanos al cambio climático.
Pero ¿qué es exactamente la salinidad del agua? ¿Y por qué el calentamiento global supone una gran amenaza? Quédate a descubrirlo y aprende cómo frenarlo antes de que sea demasiado tarde.
El aumento de la temperatura del agua, del nivel del mar o la acidificación de los océanos son sólo algunas de las consecuencias del cambio climático. A todo esto, también tenemos que sumarle una serie de variaciones en la salinidad del mar.
La salinidad del mar se refiere a su contenido de sal. Se trata de un factor muy importante, ya que determina numerosos procesos naturales y biológicos que se producen dentro del agua. Por eso, el calentamiento global ya haya empezado a provocar cambios en la salinidad es algo que debería preocuparnos.
En los últimos años, la salinidad oceánica ha pasado de 20 g/kg a 50 g/kg, según Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la UE. Como resultado, la capa de hielo marino en nuestro planeta se ha reducido más del 70% en la actualidad.
El incremento de la salinidad del mar ha hecho que la densidad del agua marina aumente. Por lo tanto, si continúan aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero, las cifras podrían duplicarse en 2050.
Especialmente, la densidad del mar podría aumentar en el océano Atlántico tropical y subtropical —en las inmediaciones del Mar Caribe— y podría disminuir en los océanos Índico y Pacífico. Un problema para el medioambiente que no queda ahí, ya que es el causante de una enfermedad mortal que afecta a miles de delfines.
No obstante, los cambios en la salinidad de los océanos se deben a las diferencias que hay entre el equilibrio de precipitaciones, las corrientes entrantes de ríos y del deshielo de glaciares y la evaporación del agua.
En definitiva, todos estos fenómenos naturales se ven alterados por el cambio climático. Además, el agua de lluvia modifica la salinidad del mar, haciendo que esta disminuya. Por ende, a mayor número de precipitaciones, menor salinidad y viceversa. No obstante, el mar se ha vuelto cada vez menos salino.
Y es que, aunque haya largos periodos de sequía en algunas zonas del planeta, también han aumentado las lluvias torrenciales y cada año se producen muchos más fenómenos atmosféricos extremos. Además, la escasez de agua provoca la salinización de los suelos, muy perjudicial para la agricultura.
A su vez, la evaporación transporta el agua dulce oceánica hacia la atmósfera y aumenta la salinidad de los océanos. De este modo, las precipitaciones llevan el agua dulce al océano y disminuye su salinidad.
Como ves, el fenómeno de la salinización es mucho más complejo de lo que parece, ya que afecta al planeta de diversas maneras. Por ejemplo, la salinidad hace que exista la corriente del Golfo, que provoca la circulación de agua cálida del Caribe hacia el norte del Atlántico, dando lugar al calentamiento de las costas europeas.
Esta misma corriente hace que cada año se produzcan nevadas extremas en Nueva York, mientras que en España esto no suele ocurrir, salvo en las zonas de sierra. De ahí lo que decíamos de fenómenos meteorológicos extremos.
Ahora bien, después de conocer cómo afecta la salinidad de mares al cambio climático, puede que te preguntes: ¿qué ocurriría si desaparece la sal del mar? Las consecuencias serían fatales, ya que ayuda a que puedan desarrollarse con normalidad los siguientes fenómenos naturales:
Los océanos cubren aproximadamente el 70% de la superficie terrestre. Esto significa que la presencia de la sal del mar es de vital importancia para que pueda existir un equilibrio climático en todo el planeta.
La existencia de sal permite que pueda regularse la temperatura del agua del mar. Por lo tanto, es mucho más fácil que el mar pueda mantenerse en estado líquido, pese al aumento del calor en la Tierra como consecuencia del cambio climático.
Además, la sal afecta a la densidad del agua marina, que a su vez depende de las temperaturas. No obstante, el agua fría y salada tiene una mayor densidad que el agua caliente y es menos salada, por lo que tiende a hundirse.
Esto genera unas corrientes que llevan el oxígeno por todo el océano, fomentando la biodiversidad del ecosistema marino.
Para controlar la salinidad de los mares y ayudar a frenar el cambio climático, existen herramientas que miden la sal del agua en la Tierra. Esperamos haberte resuelto todas las dudas sobre este tema tan complejo y, a la vez, que tanto afecta a todos los seres vivos del planeta.
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