La fluctuación de tensión es el nombre que recibe el cambio de voltaje que tiene lugar cuando se emplean dispositivos que no cuentan con la suficiente carga eléctrica como para poder funcionar. Este cambio se manifiesta a través del parpadeo o del exceso de brillo de las luces que pueda haber en un dispositivo o en una pantalla.
En principio este efecto no debería suponer un problema, pero si se produce en un equipo informático puede provocar que pierda una parte de la información que tenga guardada. Por otro lado, si tiene lugar en un artefacto como una televisión o una radio puede generar interferencias.
Hoy en día es complicado que en las zonas urbanas y pobladas se produzca una fluctuación de tensión, pero este fenómeno sí puede ser más común en las zonas rurales. El motivo es que en estos entornos las líneas eléctricas son mucho más largas que en las ciudades y eso puede provocar que no siempre llegue la carga necesaria a todos los puntos. Además, si están ubicadas en una zona alta como puede ser la montaña es más probable que se produzca una bajada de voltaje.
Aunque a todo esto hay excepciones, y la fluctuación de tensión también se puede producir en viviendas que tengan dos plantas y que cuenten con electrodomésticos interconectados entre ambas. Puede ocurrir que cuando uno se active el otro pierda fuerza.
El fenómeno de la fluctuación de tensión es bastante conocido y se puede gestionar fácilmente. Para ello es necesario contar con un aparato que recibe el nombre de regulador de tensión. Otra opción es recurrir a un sistema UPS, que es un artefacto que suministra energía de una forma ininterrumpida. En caso de no tener acceso a estas opciones se puede usar un dispositivo de acondicionamiento común. Por lo general, cada caso es diferente y debe ser gestionado por un técnico.