El recalentamiento del planeta puede tener consecuencias irreversibles para el ser humano y para la supervivencia del planeta. Este problema se deriva del abuso que realizamos de las fuentes de emisión de gases, que son las principales responsables del aumento de la temperatura de la Tierra.
Las fuentes de emisión de gases son aquéllas de las que proceden los principales contaminantes de la atmósfera. Su principal consecuencia es el efecto invernadero porque provocan el deterioro de la capa de ozono, que es la que nos protege de los rayos ultravioletas que emite el sol. Eso significa, por tanto, que se produce un mayor calentamiento de la Tierra.
Las principales fuentes de emisiones de gases contaminantes son el carbón, el petróleo y el gas. La combustión de estos tres elementos genera grandes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y se produce, fundamentalmente, en las centrales eléctricas, en las instalaciones industriales y por el uso de vehículos.
La quema de combustibles fósiles provoca la emisión de miles de millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año. Hay otros procesos naturales como la actividad de los volcanes, la descomposición de las plantas o los incendios forestales en los que también se emiten estos gases tóxicos al aire. Sin embargo, en esos casos se produce en equilibrio con la naturaleza y en cantidades que el planeta es capaz de soportar. Pero estas fuentes de emisión de gases de las que hablamos no son naturales y, por tanto, exceden los límites que la naturaleza puede eliminar. La consecuencia es que se producen cambios en el planeta como el aumento de la temperatura que puede causar daños irreparables para la supervivencia del ser humano.