Las ondas magnéticas, también conocidas como ondas electromagnéticas, son un tipo de ondas que se generan por la combinación de ondas que se encuentran en campos eléctricos y magnéticos y que se producen por la influencia de cargas que están en movimiento. El factor determinante en la ondulación de esta modalidad de ondas son los campos eléctricos y magnéticos y para que se generen las ondas magnéticas es necesaria la presencia de una partícula cargada.
Para la creación de las ondas magnéticas es necesario que se produzca una vibración entre un campo eléctrico y uno magnético y ambos tienen que entrar en contacto. Además, estos campos eléctricos y magnéticos son oscilantes.
Un rasgo muy destacado de las ondas magnéticas es que se pueden propagar por el vacío sin necesidad de que haya un medio material que las soporte como ocurre en el caso de las ondas mecánicas.
Además, es posible encontrar una variedad de ondas magnéticas que serían las ondas luminosas que se caracterizan por tener una frecuencia que está en un rango de luz visible.
Algunos ejemplos habituales de ondas magnéticas son las ondas de radio y de televisión, las que producen los teléfonos móviles, las infrarrojas, las de los radares, las que emiten los microondas o las que se encuentran en los rayos X y gamma.
Generalmente, las ondas magnéticas no son perjudiciales para el ser humano, pero sí hay personas que pueden tener cierta sensibilidad hacia este tipo de ondas.
Estas personas corresponden a un 5% o 10% de la población y una exposición continuada a las ondas magnéticas puede provocarles dolores de cabeza, dificultades para dormir, sensaciones de irritabilidad o en casos más extremos depresión y aumento del riesgo de padecer cáncer. En estos casos la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tomar precauciones.