¿Qué es la potencia reactiva?

La potencia reactiva es un componente más de una instalación eléctrica en la que hay elementos como los condensadores o las bobinas y aparece cuando es necesario crear campos eléctricos y magnéticos en estos elementos.

Para comprender su importancia y cómo podemos optimizar su uso, es esencial adentrarse en sus fundamentos y aplicaciones prácticas. A continuación, exploraremos en detalle qué aparatos consumen potencia reactiva, cómo se calcula y qué medidas podemos tomar para reducir su consumo.

Modalidades de la potencia reactiva

Existen dos modalidades que ayudan a entender mejor qué es la potencia reactiva.

  • Una de ellas es la potencia reactiva inductiva que es aquella que se desarrolla en el interior de un circuito inductivo y que queda en su interior. No es consumida ni creada.
  • La otra modalidad es la potencia reactiva capacitiva que es la que se crea y se desarrolla en un circuito capacitivo que es aquel que opone resistencia a la corriente alterna.

¿Cómo se calcula la potencia reactiva?

El cálculo de la potencia reactiva (medida en voltio-amperios reactivos, VAr) se realiza a través de la fórmula Q = V x I x sin(φ), donde:

  • Q es la potencia reactiva,
  • V es la tensión en voltios,
  • I es la corriente en amperios,
  • φ es el desfase angular entre la tensión y la corriente.

Este cálculo nos ayuda a entender el consumo energético no productivo de un sistema, permitiendo así implementar medidas para optimizar la eficiencia energética general. La clave está en conocer el factor de potencia, que es la relación entre la potencia activa (trabajo útil) y la potencia aparente (suma de la activa y reactiva), y trabajar en mejorarlo.

¿Quién mide la potencia reactiva?

La compañía eléctrica es la entidad que se encarga de medir la energía reactiva a través del contador que forma parte de la instalación eléctrica de la oficina o de la empresa.

Si se da el caso de que esta medida supera ciertos parámetros, la propia compañía aplicará una penalización que se verá reflejada en la factura que recibe el consumidor.

¿Qué aparatos consumen potencia reactiva?

La potencia reactiva es consumida por equipos y dispositivos que necesitan generar campos magnéticos para funcionar. Esto incluye una amplia gama de aparatos como motores eléctricos (presentes en refrigeradores, lavadoras, y ventiladores), transformadores, y ciertas lámparas de iluminación, especialmente las fluorescentes y algunas LED.

A diferencia de la potencia activa, que es la energía realmente consumida para realizar trabajo, la potencia reactiva no contribuye directamente al trabajo útil, pero es necesaria para el funcionamiento eficiente de estos dispositivos.

En resumen, aparatos que incorporan bobinas o capacitores, esenciales para la creación de campos electromagnéticos, son los principales consumidores de potencia reactiva.

¿Cuál es el componente eléctrico más utilizado para la potencia reactiva?

Uno de los componentes eléctricos más utilizados es el condensador. Este aparato sirve para incrementar la carga y la capacidad eléctrica sin que haya un aumento en el potencial que está formado por dos conductores separados por un aislante. Además, es muy útil a la hora de almacenar energía en el interior de un campo magnético. Un condensador puede aportar potencia reactiva, pero la cantidad de esta potencia siempre será proporcional a su capacidad y también está sujeta a otros elementos como son la frecuencia de red o el cuadro de tensión.

¿Cómo bajar el consumo de energía reactiva?

Reducir el consumo de energía reactiva no solo es beneficioso para la eficiencia energética sino que también puede tener un impacto positivo en la economía doméstica o empresarial. Aquí van algunos consejos prácticos:

  1. Instalar condensadores o bancos de condensadores: Estos dispositivos almacenan y liberan energía reactiva según sea necesario, compensando así la demanda de potencia reactiva de los aparatos y mejorando el factor de potencia.
  2. Uso de equipos con mejor factor de potencia: Optar por dispositivos diseñados para tener un factor de potencia más alto, lo que indica una menor producción de potencia reactiva.
  3. Mantenimiento regular de equipos: Asegurarse de que los equipos estén en buen estado, ya que los motores desgastados o mal calibrados pueden generar más potencia reactiva.
  4. Consultar con expertos: Para casos específicos o instalaciones grandes, lo ideal es consultar a profesionales que puedan realizar un estudio energético y proponer soluciones a medida.

En conclusión, comprender y gestionar la potencia reactiva es fundamental para optimizar el consumo energético y reducir los costos. A través de la implementación de estrategias efectivas y el uso consciente de dispositivos, podemos lograr un sistema más eficiente y sostenible.