El cambio climático afecta al planeta de innumerables formas: el efecto invernadero, la subida de las temperaturas y mucho más. Por ello es importante estar informado y concienciado al respecto. Y por eso mismo te explicamos cuál es el impacto negativo del cambio climático en el agua dulce.
El agua dulce representa algo menos del 3% (un 2,5% aproximadamente) del agua total que hay en el planeta, siendo el otro 97% agua salada. Hay que recordar que el agua salada, aunque pueda procesarse, no es apta para el consumo humano ni para la agricultura y otros procesos industriales.
Debido a la importancia del agua dulce dentro de la sociedad, hay que tomar medidas para protegerla contra los efectos negativos del cambio climático, que no son pocos. Sin embargo, aún hay mucha gente desconoce el impacto negativo que sufren las superficies y los cuerpos de agua dulce del planeta.
Por eso vamos a explicarte cuál es el impacto negativo que provoca el cambio climático en el agua dulce. Conociendo la realidad es más sencillo emprender acciones para reducir tu huella hídrica.
El ciclo hidrológico es el equilibrio que existe entre el movimiento del agua y la atmósfera, la tierra y los océanos. Este ciclo se ve alterado a causa del cambio climático.
Según van subiendo las temperaturas, aumentan las tasas de evaporación, lo que provoca una generación de más vapor de agua en la atmósfera. Esto aumenta la intensidad del ciclo hidrológico y provoca patrones alterados de las precipitaciones.
Esto implica sequías, tormentas e inundaciones más frecuentes y graves. Si no se frena a tiempo este tipo de desastres meteorológicos aumentará de forma grave y muy peligrosa.
El aumento de la temperatura acelera el derretimiento de los glaciares, es un hecho ya conocido y contrastado. Pero además esto provoca que la nieve se derrita antes, lo que reduce la capa de nieve en las regiones montañosas.
Este tipo de embalses congelados cumplen la función de almacenar de manera natural el agua, liberándola de forma gradual durante todo el año. Pero si siguen disminuyendo, el suministro constante de agua dulce, del que dependen muchas comunidades, se verá interrumpido, especialmente durante la estación seca.
El aumento de las temperaturas, sumado a los cambios en los patrones de las precipitaciones, afecta directamente a la disponibilidad del agua dulce. Ciertas regiones sufren una reducción de las precipitaciones, lo que ocasiona escasez en el suministro de agua, además de sequías.
Esta escasez no afecta únicamente en el suministro y consumo de agua potable, la biodiversidad, la agricultura y el uso industrial del agua también sufren las consecuencias del cambio climático. Todo esto genera desafíos sociales y económicos, además de la pérdida de servicios eco sistémicos.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como fuertes lluvias e inundaciones, pueden contaminar las fuentes de agua dulce con diversos patógenos, lo que puede provocar brotes de enfermedades transmitidas por el agua como la fiebre tifoidea, el cólera y la disentería.
Esto implica grandes riesgos para la salud de las poblaciones vulnerables, sobre todo en países en vías de desarrollo, cuyas infraestructuras híbridas y sistemas de saneamiento son inadecuados.
Por eso hay que tener en cuenta cómo el cambio climático influye negativamente en la distribución y prevalencia de las enfermedades que se transmiten por el agua. Es muy importantes proteger los mares y océanos.
El crecimiento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas (causadas por el cambio climático) contaminan las fuentes costeras de agua dulce con la injerencia de agua salada.
Esta intrusión pone en peligro la calidad y disponibilidad de los suministros de agua potable, convirtiéndola en inadecuada para el consumo humano, además de para la agricultura, lo que aumenta el precio de su tratamiento.
La intrusión del agua salada también compromete la biodiversidad del agua dulce, debido a que ciertos grupos de especie no soportan las condiciones del agua salada.
Las temperaturas más cálidas (producto del aumento de temperaturas ocasionado por el cambio climático) afectan a la fenología y a los patrones de estratificación. También aumentan la gravedad, extensión y duración de la proliferación de algas.
Los cambios que se producen en los patrones climáticos como los fenómenos más extremos (tormentas o inundaciones por ejemplo) pueden llegar a aumentar la cantidad de contaminantes y nutrientes que llegan a los sistemas de agua dulce, alterándolos gravemente.
Los ecosistemas de agua dulce como son los ríos, lagos y humedades están altamente relacionados con el clima y sus patrones meteorológicos. Si estos patrones cambian, también lo hacen los ecosistemas.
Esto implica cambios en la distribución de las especies, la pérdida de biodiversidad e impactos en plantas y animales acuáticos.
La pérdida de especies clave y la alteración de las redes alimentarias pueden traer consecuencias de gran alcance para el equilibrio ecológico mismo y para los medios de vida humanos.
Todos estos efectos negativos que provoca el cambio climático en el agua dulce tal vez no sean reversibles, pero se pueden mitigar los que se causen de aquí en adelante.
Para ello se puede mejorar la eficiencia y conservación del agua, promover la mitigación del cambio climático en general, invertir en infraestructura hídrica e implementar estrategias adaptativas de la gestión del agua.
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