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Los paneles solares producen energía renovable, limpia e inagotable. Razones de peso para combatir el cambio climático y utilizarlos cada vez más, tanto en las empresas como en casa.
Aunque el tamaño de las placas solares o fotovoltaicas puede dificultar su instalación en algunos hogares, una solución es recurrir al panel solar flexible. Te contamos qué es y cómo puedes instalarlo.
El panel solar flexible es portátil. A diferencia de las placas solares convencionales, no tiene una estructura rígida y de gran tamaño. De esta forma, se puede colocar fácilmente sobre cualquier superficie, ya sea curva o plana.
Está fabricado con plástico o aluminio y cubierto con células de silicio transparentes, que facilitan la conversión de los rayos de luz en electricidad. Este material ofrece una larga vida útil al panel, además de un alto rendimiento y resistencia a la humedad. A diferencia de las placas solares fijas, las flexibles son mucho más baratas.
Sobre todo, han revolucionado la forma de viajar con ellos. Se pueden transportar con facilidad en coche, para fines comerciales o de autoconsumo. Por ejemplo, si te vas unos días de vacaciones, te lo puedes llevar sin problema.
Además de consumir energía 100% verde y contribuir al cuidado del medioambiente, algunas de las ventajas del panel solar flexible son:
Mientras que los grandes paneles solares pueden llegar a pesar más de 20 kilos, los flexibles no superan los 3 kg. Además no ocupan mucho, ya que apenas tienen 2 cm de grosor. Para que te hagas una idea, es como llevarte tu ordenador portátil de viaje. No te costará nada.
Eso sí, debes tener en cuenta que cuanto mayor sea la potencia del panel, este será más grande. Sin embargo, puede ser suficiente dependiendo del uso que le vayas a dar. No sólo son recomendables para viajar. Por ejemplo, también los puedes utilizar si tienes un tejado que no pueda soportar mucho peso.
Hay quienes creen que los paneles o placas solares sólo funcionan en días muy soleados. Esto no es cierto, ya que puedes utilizarlo en días nublados o lluviosos. Aunque la producción de energía sea menor, seguirá captando los rayos solares por pocos que sean.
En los días con menos luz también podrás sacar el máximo partido a tu panel solar flexible. Además, están fabricados para adaptarse a distintos ambientes. No te preocupes si pasas de un lugar con altas temperaturas a una zona más húmeda o fresca. También, ofrece gran resistencia al polvo y la suciedad.
Mantener un panel solar flexible es fácil. Eso sí, es aconsejable que los revises cada cierto tiempo y limpies su superficie para evitar fallos en su funcionamiento. Con utilizar un trapo y un poco de agua es suficiente. Evita usar sustancias corrosivas.
Por ejemplo, en las zonas costeras es normal que la sal del mar se acumule en tu placa solar. En este caso, tendrás que echar un vistazo más a menudo. Pese a ello, nada tiene que ver el mantenimiento de un gran panel que uno portátil.
Al presentar un tamaño mucho menor y ser muy finos, no necesitas un gran espacio. Además, los paneles flexibles se adaptan a los espacios curvos. Son otras de las ventajas de elegir este modelo.
Por eso, puedes optar por el panel portátil. Tanto si piensas llevártelo de viaje como si no, podrás hacerle hueco en casa.
Como su propio nombre indica, es flexible. Esta es su principal ventaja, a diferencia del modelo estándar. No siempre los lugares donde vas a instalar tu panel solar son planos. Es probable que tu techo o tejado te dé alguna que otra dificultad en la instalación. Su flexibilidad te ayudará a colocarlo adecuadamente.
La curva máxima de este tipo de panel es de 30 grados. Suele ser monocristalino, es decir, con celdas negras y bordes redondos. Esto es precisamente lo que hace que puedan doblarse ligeramente. Las placas solares clásicas tienen los bordes rectos, lo que impide que puedan ser dobladas.
Ya te adelantábamos que la instalación de un panel solar flexible es sencilla. Al ser portátil, no requiere de tantos conocimientos como uno convencional. De hecho, se instala de forma distinta. Eso sí, es importante que sepas por dónde empezar.
En primer lugar, su sistema de fijación puede ser de dos tipos. Algunos modelos utilizan unas pegatinas o etiquetas adhesivas. Otros, unas cuerdas para asegurar su sujeción. Una placa solar estándar suele estar sujeta al suelo con tornillos o con una especie de abrazaderas resistentes, para que no se caiga.
Una vez que lo tengas claro, sigue estos pasos:
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