"Todos los habitantes del planeta tienen el derecho de disfrutar de energía limpia y asequible", asegura la organización humanitaria global Acción Contra el Hambre. No obstante, la pobreza energética es una realidad que golpea a más de 700 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a la electricidad, pero ¿cuáles son sus causas y qué posibles soluciones hay?
La pobreza energética es un problema que afecta a cientos de millones de personas en todo el planeta, especialmente en países subdesarrollados y en vías de desarrollo, pero también en regiones desarrolladas como España.
Se refiere a la incapacidad de un hogar para acceder a los servicios energéticos básicos de manera segura, asequible y sostenible, como pueden ser la calefacción, la iluminación o el uso de electrodomésticos.
La pobreza energética no sólo afecta a los países subdesarrollados, sino también a España. ¿Sabías que hay más de 3 millones y medio de personas en nuestro país que no pueden acceder a los recursos energéticos básicos? Como ves, este problema no es exclusivo de los países desarrollados y está mucho más cerca de lo que pensamos.
Pero ¿cuáles son sus principales causas? El precio cada vez más elevado de la energía, la dependencia de los combustibles fósiles o el cambio climático son algunas de las problemáticas que, al menos en la actualidad, no ayudan a erradicar la pobreza energética. A continuación, las vemos en profundidad:
El aumento constante del precio de la electricidad, el gas y otros combustibles hace que muchas familias no puedan pagar los servicios básicos. A todo esto hay que sumarle la pobreza económica general que, como es lógico, agrava la capacidad de numerosos hogares para asumir los elevados costes energéticos.
Esto también provoca el impago de facturas y, en consecuencia, muchos propietarios e inquilinos pierden el derecho a acceder a los servicios de luz y gas. Es como la pescadilla que se muerde la cola, ya que esta situación perpetúa la exclusión energética.
Otros actores como la inflación y las recesiones económicas globales elevan igualmente los precios de la energía, limitando los ingresos y el poder adquisitivo de la ciudadanía.
Aún hay muchas viviendas que dependen de los combustibles tradicionales. Por ejemplo, en zonas rurales, numerosas familias siguen utilizando recursos energéticos como el carbón y la madera. Al final, estos son menos eficientes energéticamente y mucho más dañinos para la salud y el medioambiente que las energías renovables.
Además, la ausencia de redes eléctricas en comunidades remotas como pueblos por falta de inversión perpetúa la dependencia de los combustibles fósiles.
Hogares con aislamiento deficiente, ventanas antiguas o sistemas de calefacción ineficientes aumentan el consumo energético. La falta de ayudas y regulaciones adecuadas también deja a muchas familias sin acceso a fuentes de energía mucho más asequibles.
En ese sentido, la mala gestión de recursos y la corrupción por parte de algunos gobiernos afectan a la distribución y el acceso equitativo a la energía por parte de la población.
Además, los conflictos entre países y la desigualdad geográfica pueden dañar o limitar el acceso a las infraestructuras energéticas básicas.
Fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor o de frío incrementan la demanda energética, lo que eleva notablemente los costes y dificulta la inversión en infraestructuras más eficientes.
La falta de educación energética también es un gran problema. Muchas personas ni siquiera saben cómo gestionar y reducir su consumo en el día a día. Por eso, en nuestro blog te damos las mejores soluciones para ser más eco friendly. ¡Tu bolsillo y el medioambiente te lo agradecerán!
Combatir la pobreza energética es responsabilidad de todos y estas son algunas ideas que pueden ayudar a erradicar esta problemática que afecta a millones de personas en todo el mundo:
Gobiernos y organizaciones deben ofrecer subsidios para reducir los costes energéticos de las familias más vulnerables. Además, estas ayudas pueden ayudar a rehabilitar y mejorar el aislamiento térmico de muchas viviendas, así como modernizar los sistemas de calefacción para reducir el consumo de energía.
Esto permitirá implementar tecnologías renovables mucho más innovadoras y eficientes, como paneles solares y turbinas eólicas, que no sólo serán accesibles en las grandes ciudades, sino también en áreas rurales y remotas.
Otra medida puede ser establecer tarifas más bajas para que los hogares con menores ingresos paguen menos por los recursos energéticos básicos.
Capacitar a las personas con iniciativas de ahorro energético, como el uso eficiente de electrodomésticos, puede reducir significativamente los costes. Incentivar la compra de electrodomésticos con menor consumo de energía también puede ayudar a disminuir la demanda energética a largo plazo.
Además, tecnologías innovadoras y sostenibles como medidores inteligentes de energía podrían ayudar a las familias a controlar su uso de energía y evitar gastos innecesarios. Aumentar la inversión tecnológica es una de las claves para combatir la pobreza energética.
La implementación de sistemas energéticos resistentes a los fenómenos climáticos extremos, como olas de calor, sequías o lluvias torrenciales, puede ayudar a reducir los riesgos de cortes de suministro de energía.
De igual forma, promover la transparencia en el sector energético garantizará que los recursos lleguen a quienes más necesitan.
Por otro lado, las colaboraciones entre gobiernos y empresas privadas pueden ser el puente perfecto para financiar y acelerar proyectos innovadores de infraestructura energética que frenen el cambio climático.
En definitiva, la pobreza energética es un desafío bastante complejo, pero la buena noticia es que existen numerosas soluciones viables. Por eso, en EnergyGO ponemos a tu disposición todos los recursos que necesitas para ahorrar energía y cuidar el medioambiente. Entra en nuestra web o llámanos al 900 622 700 e infórmate ya.