Puede que hayas escuchado alguna vez hablar de los puentes térmicos. Este es uno de los principales problemas que impiden tener un buen aislamiento en la casa; que la temperatura estable sea más un sueño que una realidad.
Es importante conocer qué son estos puentes térmicos, qué tipos hay y cómo se pueden evitar. Lo decimos porque de nada sirve contar con la caldera más eficiente del mercado si luego dejamos escapar la energía por las paredes.
Los puentes térmicos hacen referencia al fenómeno que se produce en todo punto de cerramiento del edificio (ya sea fachada, tejado, cubierta, ventanas… ) que no está bien aislado.
Es una zona en la que hay menos inercia térmica que en sus áreas contiguas. Es decir, en las que hay materiales que transmiten más fácilmente el calor que los que tiene próximos. Esta situación rompe la superficie aislante, con las pérdidas lógicas de energía que eso conlleva.
A nivel técnico hablamos de una variación en la resistencia térmica de los materiales, o de una en la geometría de la envolvente (fachadas y demás). Es un problema que si no se aborda puede elevar la ineficiencia hasta un 20%.
Los motivos son varios, un puente térmico puede darse en cualquier lugar en el que la resistencia térmica produzca un cambio de temperatura considerable. Existen diferentes tipos de puentes térmicos, pero todos coinciden en ser un problema grave de aislamiento.
La consecuencia de esto es que la transmisión de frío y calor por esa zona es mucho más rápida y se producen grandes pérdidas de energía, lo que acaba traduciéndose en mayor gasto.
Por todo esto, conocer qué son los puentes térmicos importante, pero también saber diferenciarlos. Dependen de diferentes factores y las soluciones para cada uno son diferentes, así que presta atención y apunta toda la información.
Estos tienen que ver con la fachada y se producen por los cambios de espesor que tiene el cerramiento del hogar. También influyen los materiales que se hayan utilizado. Por ejemplo, los huecos que se hacen bajo las ventanas para meter los radiadores y el grosor de la pared se reducen es uno.
El puente térmico geométrico se produce en las esquinas porque la superficie exterior e interior no coinciden. Se nota sobre todo en los puntos donde se encuentran las paredes y el techo.
Por muy bien que esté construida una casa, como tenga materiales de aislamiento malos, de nada vale. Influye mucho de manera directa en la temperatura y en el dinero que pagarás a final de mes por la calefacción.
Uno de los más habituales es el puente térmico de las ventanas que no tienen doble cristal. Al ser de peor calidad, transmiten mejor el calor y el frío por lo que se pierde un montón de energía por ese punto.
Existen diferentes puntos de la casa en los que se suelen producir los puentes térmicos. Tenerlos localizados es lo mejor para hacer un diagnóstico rápido.
Más allá de los cristales, las estructuras metálicas de las ventanas suelen fabricarse con materiales como el aluminio y el hierro. Estos son grandes conductores tanto de frío como de calor, por lo que los puentes térmicos están asegurados.
Por ello lo mejor es escoger una que incluya rotura de puente térmico. No te preocupes si te parecen demasiado gordas o el cristal es muy grueso, al fin y al cabo eso significa que es buena.
En el caso de que el canto forjado del suelo de tu casa atraviese la fachada hasta el exterior, si te pones cerca del muro notarás como la temperatura cambia. Ahí es donde se formará el puente térmico por culpa del metal del forjado, que como hemos dicho es un material muy conductor.
Seguro que no habías pensado en ellos, pero estos espacios (igual que las ventanas) están en contacto con el exterior como con el interior y al ser metálicos, hacer que el frío o calor penetren más fácilmente.
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Los puentes térmicos provocan un traspaso de calor y frío de dentro hacia afuera y viceversa. De hecho, entre un 5 y un 10% del calor producido por tu calefacción se pierde por estos puntos.
Este choque térmico se da cuando se rompe el material por estar expuesto a temperaturas altas o muy bajas. Esto se da en el vidrio o la cerámica porque tienen un nivel de tenacidad mucho menor, además de esto, su conductividad térmica es baja, al igual que su coeficiente de expansión térmica.
La diferencia que hay de temperatura entre el aire y la superficie puede hacer que el vapor de agua acabe acumulándose y creando una condensación. Esto es lo más común y se da en los bares, transporte público, casas con ventanas sin rotura de puente térmico.
Uno de los problemas más temidos por los dueños de las casas es la aparición de moho en la casa. Este aparece y se produce porque hay una acumulación de humedad donde no debería por culpa de un puente térmico.
Existen diferentes métodos para detectar los puentes térmicos en una casa, desde poner la mano en la zona hasta utilizar herramientas especializadas.
Ahora que sabes cuáles son los lugares en los que se producen más puentes térmicos, con que coloques la mano encima podrás detectar el cambio brusco de temperatura, y de esta forma identificarlo rápidamente.
Este es un método más profesional y consiste en utilizar las cámaras termográficas para observar claramente aquellos lugares en los que se pierde el calor. Con este aparato puedes observar a simple vista qué zona tiene una gran diferencia de temperatura.
Ahora que ya sabes qué son los puentes térmicos, los tipos que hay y dónde encontrarlos, solo falta que sepas cómo solucionar estos problemas.
La mejor solución (y la más fácil) es siempre el cambio de materiales de aislamiento. En concreto las ventanas, cristales de varias capas y cambiar las cajas de las persianas pueden solucionar en parte el problema, pero no es definitivo.
La mejor opción vendrá cuando consigas romper todos los puentes térmicos que hay en tu hogar. Para ello, el sistema térmico ubicado en el exterior es el mejor. Consiste en ubicar varias capas aislantes delante de la fachada para eliminar la pérdida de calor del interior.
Siguiendo todos estos consejos, lograrás romper los puentes térmicos de tu casa y mejorar la eficiencia energética. Esto te ayudará a reducir la factura a final de mes, especialmente en los meses de invierno.
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