En los últimos años, el trabajo híbrido y remoto han transformado la manera en que las personas llevan a cabo sus actividades laborales. Y, aunque no lo creas, esto tiene un gran impacto sobre el medioambiente. Hoy profundizamos en si el trabajo híbrido y remoto combaten el cambio climático.
El trabajo híbrido y remoto no solo representan una transformación en la forma de trabajar, sino también una oportunidad para avanzar hacia una mayor sostenibilidad. Hoy hablaremos de las diferencias de ambas modalidades de trabajo y cómo pueden ayudar a luchar contra el cambio climático.
Aunque estas formas de organización surgieron inicialmente como una respuesta a la pandemia, su permanencia ha creado una conversación más amplia sobre su impacto en diversos aspectos, incluido el medioambiente.
Los hábitos eléctricos de los trabajadores cambian si pasan más tiempo en sus hogares, sobre todo teniendo si se asumen los gastos energéticos que antes eran de la oficina. Por eso nos preguntamos si estas modalidades pueden ser parte de la solución para combatir el cambio climático.
El trabajo en remoto, o teletrabajo, es aquel que toma lugar íntegramente en la vivienda del trabajador. En esta modalidad no se requiere la presencia del empleado en la oficina. Puede haber excepciones muy ocasionales, pero el lugar de trabajo es la casa del empleado.
Por otro lado, el trabajo híbrido junta el trabajo en remoto con el trabajo tradicional. Se crean horarios adaptados a cada empresa en los que los empleados trabajan tanto en sus oficinas como en sus hogares. Normalmente, se dan dos o tres días de teletrabajo y el resto en las oficinas.
Ahora que entiendes qué es el trabajo híbrido y el trabajo remoto, podemos centrarnos en las diferencias que existen entre ambos. La diferencia radica en el porcentaje del tiempo laboral que transcurre en remoto.
Sin embargo, también difieren en su huella ambiental. Mientras el trabajo remoto tiende a reducir bastante el uso del transporte diario, el modelo híbrido tiene un impacto variable, dependiendo de la frecuencia con que los empleados vayan a la oficina.
Ambas alternativas tienen el potencial de mitigar problemas relacionados con las emisiones de carbono, siempre que se gestionen adecuadamente.
Uno de los beneficios más claros del trabajo híbrido es la disminución del uso del transporte, ya que los desplazamientos diarios al trabajo son una gran fuente de emisiones.
Si los empleados trabajan desde casa, el trabajo híbrido reduce la contaminación dependiendo de la cantidad de días que permanecen en casa. Otro factor importante es la disminución en el consumo energético de los edificios de oficinas.
Cuando menos empleados asisten a la oficina, disminuye la demanda de electricidad, calefacción y refrigeración, generando una menor huella de carbono. Sin embargo, esto depende de la gestión del consumo energético de los empleados.
Además, la digitalización del trabajo híbrido también tiene un impacto positivo. La reducción del uso de papel, la transición hacia reuniones virtuales y la eliminación de ciertos procesos físicos han contribuido a disminuir el consumo de recursos.
Como ya mencionamos, la disminución del uso del transporte es clave para la sostenibilidad del trabajo en remoto. Con esta modalidad se elimina completamente esta fuente de contaminación.
De nuevo mencionamos la reducción del consumo energético en la oficina, recordando la importancia de una gestión responsable del consumo energético en casa. Al igual que con el trabajo híbrido, la digitalización de la jornada laboral es clave para reducir el consumo de recursos dentro de la oficina.
Aunque ambas modalidades presentan beneficios ambientales, el trabajo remoto tiene un impacto más significativo en la reducción de emisiones. Esto es porque elimina por completo los desplazamientos diarios y reduce la necesidad de mantener grandes espacios de oficina en funcionamiento.
Por otro lado, el trabajo híbrido depende de cómo se estructuren las jornadas presenciales. Si las jornadas son frecuentes, el impacto ambiental puede ser considerablemente mayor.
El potencial de ambas modalidades también depende del contexto y de la infraestructura energética. Un hogar que utiliza energía renovable tendrá una huella menor que uno dependiente de combustibles fósiles.
Para maximizar los beneficios ambientales de estas modalidades, es imprescindible adoptar prácticas sostenibles a nivel organizacional e individual. Las empresas pueden incentivar el uso de tecnologías eficientes, la reducción del consumo de recursos y una cultura de sostenibilidad.
A su vez, los trabajadores también son claves en este proceso. Hábitos sostenibles como apagar dispositivos cuando no están en uso, reducir el uso de papel y optar por transporte sostenible son esenciales.
Dentro del trabajo híbrido, las empresas deben optimizar los días presenciales para minimizar el impacto ambiental. Agrupar reuniones y actividades reducirá la frecuencia de los desplazamientos y aumentará la eficiencia de las jornadas presenciales.
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