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Cuidar el planeta es responsabilidad de todos. No en vano, cada vez son más los hogares que optan por utilizar fuentes de energía sostenibles para el medioambiente. Entre ellas, la caldera de hidrógeno para reducir el consumo de calefacción.
Sin embargo, todavía no se ha convertido en la alternativa limpia más utilizada por la mayoría de viviendas e industrias. Por ello, para el año 2030, la UE plantea un reto: sustituir o reducir la producción de combustibles fósiles por, al menos, 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable en Europa.
Mientras tanto, nos planteamos una importante cuestión: ¿vale realmente la pena la caldera de hidrógeno? Analizamos sus pros y contras para la calefacción en casa.
Antes que nada, te vamos a explicar cómo funciona la caldera de hidrógeno. Esto es fundamental, ya que te permitirá saber si este tipo de calefacción se ajusta o no a tus necesidades.
La calefacción de hidrógeno funciona igual que la caldera de gas natural, es decir, a partir de un calentador de agua. No obstante, la principal diferencia con el gas es que produce cero emisiones de gases de efecto invernadero. Más allá de Europa, países como Chile, México o Brasil ya han empezado a utilizarlo en algunos hogares.
De esta manera, gases contaminantes como el dióxido de carbono o el metano ya están siendo sustituidos por el hidrógeno. Se trata de un gas incoloro, inodoro e insípido y es el elemento que más abunda en el universo. Además, puede utilizarse como combustible junto con el agua.
De hecho, ya se han dado importantes avances con la invención de la caldera de hidrógeno. Un sistema que, como entenderás más adelante, está en camino de alcanzar su auge en el mercado de la energía sostenible.
Frente a la calefacción tradicional de gas, estos son algunos de los beneficios de instalar una caldera de hidrógeno en casa:
El hidrógeno es una fuente de energía 100% verde y renovable. Esto quiere decir que no libera gases contaminantes a la atmósfera. Lo único que produce es vapor de agua, que es totalmente limpio y sostenible.
Por cada kilo de hidrógeno utilizado, se produce el triple de energía que con los combustibles fósiles como petróleo, carbón o gas natural. Esto hace que sea mucho más eficiente y que, con una cantidad menor de hidrógeno, sea posible abastecer cualquier hogar de agua caliente y calefacción.
Como te decíamos al principio, el hidrógeno es una fuente de energía renovable que cuenta con el apoyo de la Unión Europea. Por eso, está cada vez más cerca de convertirse en una alternativa que sustituya a los combustibles fósiles.
Según estudios europeos de 2022, la UE produjo un 40% de energía renovable (siendo la energía solar y eólica las más destacadas), seguido por un 38% de energía fósil y un 20% de energía nuclear. Sin duda, un paso adelante en la transición ecológica europea y a nivel mundial.
A pesar de todas las ventajas de la caldera de hidrógeno, hay que tener en cuenta cuáles son los obstáculos que plantea este sistema de calefacción:
Aunque el hidrógeno pueda producir el triple de electricidad que los combustibles fósiles, actualmente es muy poco accesible. Por lo tanto, que no pueda producirse en grandes cantidades es un problema.
Para que te hagas una idea, el uso de una caldera de hidrógeno verde supondría un gasto energético cinco veces mayor que una bomba de calor.
No obstante, los expertos en energía sostenible continúan trabajando para que el sistema de calefacción por hidrógeno pueda ser viable en un futuro. Solo así el hidrógeno podrá acabar desbancando a las energías fósiles como el petróleo.
Pese a que el hidrógeno sea una fuente de energía limpia, de momento no es una alternativa viable al gas natural o al petróleo. Esto se debe a que la producción de este tipo de electricidad es muy cara para los hogares.
Por supuesto, esto es algo que está relacionado con la escasa cantidad de hidrógeno que puede producirse para las calderas. En todo caso, solo las industrias podrían asumir el gasto tan elevado que supone usar hidrógeno para calefacción y agua caliente.
A todo esto, de momento no hay subvenciones que incentiven al uso de la caldera de hidrógeno. Eso sí, las viviendas que utilicen caldera de gas tampoco recibirán ayudas a partir de 2026, como indicó la Directiva de Eficiencia Energética de la UE, publicada el 13 de septiembre de 2023.
El objetivo principal es fomentar el ahorro de energía y animar al uso de alternativas sostenibles para el 2030.
En definitiva, la caldera de hidrógeno no es un sistema de calefacción eficiente y mucho menos rentable a día de hoy. Habrá que esperar varios años, al menos hasta 2026, para ver si las alternativas energéticas frente al gas o el petróleo son viables.
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