¿Conoces las ventajas de las calderas de biomasa? ¿Has oído hablar de pellet? Aunque no lo creas, entonces estás muy cerca de entender el potencial que ofrecen las calderas de leña para la calefacción de casa.
Sí, aunque normalmente se las suela asociar con la contaminación y tecnologías antiguas, la realidad es que estos aparatos son tan válidos como cualquier otro para suplir necesidades energéticas sin dañar el medioambiente.
La confusión, además de por la imagen tradicional que se tiene de la leña, viene de la asociación con el carbón. Estas calderas sí que están completamente prohibidas desde el pasado 1 de enero de 2022. Pero es que la comparación aquí con la madera no tiene ningún sentido.
Lo que pasa es que la Directiva Ecodiseño (ERP) que viene de Europa, además de eliminar de todos los hogares los combustibles fósiles, también ha venido a imponer una serie de requisitos en materia de emisiones de partículas, monóxido de carbono y otros gases.
Esta normativa ha afectado de lleno a las calderas de leña más antiguas; aquellas que no cumplían con los máximos contaminantes permitidos. La buena noticia es que si estás pensando en comprar una ahora, en el mercado solo te vas a encontrar modelos eficientes.
¿Cómo funciona? ¿Cuánto cuesta? ¿Es mejor que las otras alternativas de biomasa? De eso es de lo que te queremos hablar hoy. Nos metemos en el mundo de las calderas de leña. ¡Cuidado con no quemarte! 🔥
Al grano: las calderas de leña no son más que un tipo más de calderas de biomasa. En orden de procesado de la madera, la leña vendría a estar en el primer escalón, el más puro, por encima de las astillas, los pellets, los huesos de aceituna y las cáscaras de fruto.
La leña, como ya sabes, viene a ser madera cortada y trozeada para utilizarse en aparatos domésticos de combustión. Se venden en el mercado en trozos que van desde los 15 hasta los 100 cm, habitualmente destinados a viviendas unifamiliares.
La caldera de leña utiliza estos restos orgánicos para calentar agua que después envía a los emisores de calor mediante el sistema de tuberías. Vamos, como cualquier otro tipo de calefacción convencional. Ah, es compatible también con suelo radiante.
No puedes saber cuánto consume tu caldera de leña si antes no estudias bien el tipo de tecnología que utiliza. Mientras que una chimenea solo aprovecha el 60% de la energía en calor, una caldera de pirólisis (combustión prolongada) llega hasta el 80%. Todo depende.
Ten en cuenta que, independientemente del tipo de caldera de leña, siempre puedes optar por un sistema de apoyo para la generación de ACS. Es decir, de microacumulación (3 - 5 litros), o de acumulación (20 - 150 litros).
Eso sí, ten en cuenta que, cuanta más capacidad de almacenamiento, más espacio necesitarás para la instalación. La caldera de leña además no es la más adecuada para obtener agua caliente y requiere de un termo auxiliar para compensar sus ineficiencias.
No tiene ningún misterio. Tal y como sucede en el resto de sistemas de biomasa, la cantidad de energía depende en todo momento de la calidad del combustible orgánico que introduzcamos en la caldera.
¿Te acuerdas de todo eso del tipo de pellet? Pues aquí es lo mismo. La leña no tiene el mismo PCI (poder calorífico inferior) en todo momento. La humedad, y hasta el tipo de madera (el abedul, por ejemplo, emite más calor que el pino). influyen en la eficiencia.
Lo que sí que no cambia es el propio funcionamiento de la caldera de leña.
Introduces los leños manualmente en la cámara de carga (tolva). Estos serán volcados gradualmente a "hogar", el nombre que recibe aquí la cámara de combustión. Aquí previamente una chispa generada con electricidad habrá prendido el material.
Lo siguiente, claro, es el intercambiador de calor. Dentro del hogar hay un serpentín recorrido por el agua fría que regresa de los radiadores. Al pasar por ahí recogerá el calor y será de nuevo enviada por las tuberías a todos los emisores repartidos de la vivienda.
En el proceso se generarán una serie de humos que vendrán a evacuarse a un tiro instalado junto a la caldera. La cantidad de gases dependerá del tipo de chimenea y de la tecnología de eficiencia empleada.
A diferencia de lo que ocurre con otras calderas y sistemas de calefacción, que requieren de poco o ningún mantenimiento, la caldera de leña necesita cuidados constantes. De no seguirlos terminarás consumiendo más y calentando menos.
Repasamos el proceso de preparación punto por punto:
Esto último debes hacerlo todos los días. La gestión de la ceniza basta con que la apliques de forma semanal o mensual (dependiendo del uso que le des a la caldera). Recuerda que, por ley, debes llamar al técnico para que haga una revisión anual del sistema. Te costará entre 200 y 400 euros.
En cualquier caso, siempre puedes acortar los plazos al ver algo raro; ruidos, falta de potencia, apagados inesperados, presencia de hollín negro o incluso un color extraño de la llama en la cámara de combustión; ha de ser de color azul claro e intenso.
Llegados a este punto, te estarás preguntando si realmente merecen la pena las calderas de leña. Teniendo en cuenta las alternativas que hay en el mercado, a nivel general te podemos decir que no. Este tipo de tecnología solo es interesante en casos muy particulares.
Por ejemplo, si vives en una zona rural con fácil acceso a leña o en una vivienda unifamiliar (y tienes preferencias más tradicionales). Ojo, que los modelos más eficientes no tienen nada que envidiar a sus homólogos convencionales.
Su problema está en la autonomía, limitada por la capacidad de la tolva, en el mantenimiento (algo más pesado que en otros sistemas) y en el espacio físico de instalación y de almacenamiento de leña. Ten todo esto en cuenta antes de valorar su compra.
Ah, y considera que para calentar 10m2 se consume en torno a 0,5 kW. Elige bien tu caldera para después no tener sustos inesperados. ¿Listo? Es turno de respaldar tu vivienda con electricidad.
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