El control del consumo de energía es cada vez más importante. La Unión Europea a través del Pacto Verde Europeo se ha propuesto reducir en un 55% sus emisiones de CO2 en 2030 y el control del gasto energético se ha vuelto prioritario.
Bajo este marco, y al igual que muchos productos, los inmuebles también necesitan una acreditación de su consumo energético, el cual está regulado por el certificado de eficiencia energética, también denominado CEE.
Antes de obtenerlo, es importante conocer su importancia y el porqué de su existencia. El certificado de eficiencia Energética es el documento responsable de corroborar el consumo energético de un hogar.
Para comprenderlo con más detalle, se puede describir como un etiquetado parecido al de la etiqueta energética de otros productos, como los electrodomésticos, aunque en este caso aplicable a una vivienda.
Por lo tanto, también calificará a una propiedad en un rango desde la A hasta la G, siendo la A la más eficiente y la G la que menos.
Otra característica del documento es que su posesión es de carácter obligatorio. Es decir, todas las viviendas y edificios deben poseer uno.
Según el Real Decreto 390/2021, de 1 de junio, la Calificación de la Eficiencia Energética de un edificio es “la expresión de la eficiencia energética de un edificio o parte del mismo que se determina de acuerdo con la metodología de cálculo establecida […] y se expresa con indicadores energéticos mediante la etiqueta de eficiencia energética“.
Su desarrollo y actualización también está influenciado por el proyecto Pacto Verde Europeo, donde el RD también indica que el certificado adquiere un papel aún más importante por los objetivos en cuanto a eficiencia energética que se quiere lograr con los edificios.
Por lo tanto, el certificado de eficiencia energética de una vivienda contribuye a su vez para certificar la medida en la que se cumplen las metas relacionadas con sostenibilidad medioambiental.
Además, no solo es importante de cara a la salud de nuestro medioambiente, sino también de cara a la salud pública. Aún existen edificios que padecen elSíndrome del Edificio Enfermo (SEE) que, a pesar de sus excelentes condiciones arquitectónicas, pueden causar malestar a las personas que viven o trabajan en ellos.
Esto se debe, tal y como destaca el diario EL PAIS en nombre de la OMS “al conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico que circulan en el edificio”.
A lo que añade: “aproximadamente el 50% de las viviendas en España están construidas sin ningún tipo de criterio de eficiencia energética”.
En definitiva, el certificado de eficiencia energética es el documento que permitirá comprobar en qué medida la vivienda o propiedad cuenta con las condiciones óptimas para que su gasto energético sea óptimo y su estancia en ella también.
Como comentábamos antes, la posesión del certificado de eficiencia energética es de obligatorio cumplimiento. Todas las propiedades deben tener uno en el que se certifique y muestre cierta información sobre la vivienda.
Para conseguirlo, lo primero que debe hacer el propietario del inmueble es acudir a un técnico acreditado o bien a una empresa especializada en este tipo de servicios que ya cuente con el personal adecuado.
Esto es así porque el CEE no puede emitirlo cualquier profesional. El Real Decreto que regula esta certificación indica que debe recurrirse a un técnico competente que cuente con una titulación universitaria que le habilite para el ejercicio de proyectos de edificación, dirección de obras y dirección y ejecución de obras.
¿Qué quiere decir esto? Que los arquitectos, ingenieros o aparejadores están perfectamente cualificados para emitir un certificado energético de una propiedad.
Ahora bien, hay que cumplir, además, con una serie de condiciones para obtener el certificado de eficiencia energética. Dependiendo del año de construcción del inmueble, éste estará adscrito a una normativa adaptada a la antigüedad de este. El técnico encargado de realizar el proceso sabrá cuál debe ser el referente.
Por otro lado, también se tendrá en cuenta información detallada sobre el cerramiento opaco de la vivienda, sus instalaciones térmicas (si tiene refrigeración, calefacción o aire acondicionado), así como la potencia que requieren y, además, datos del consumo de agua caliente.
Todo ello quedará registrado en el documento de solicitud que se encargará de rellenar el técnico a través de un programa aprobado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Una vez haya completado estos datos, calificará la eficiencia energética.
Una vez se haya completado la calificación, tanto el técnico como el propietario del inmueble podrán presentar el certificado a la Comunidad Autónoma correspondiente para que lo valore y emita finalmente la etiqueta.
Este certificado será válido durante 10 años. Una vez pasado este periodo, tendrá que volver a solicitarlo para asegurar que la vivienda responde a los datos recogidos por el certificado.
El certificado de eficiencia energética es de obligatorio cumplimiento desde el año 2013 y es aplicable tanto a edificios antiguos, de nueva construcción (obra terminada) y aquellos que se encuentren en plena construcción (eficiencia energética de proyecto).
En el último caso, se matiza esta tipología para hacer alusión no solo a los edificios de nueva construcción, sino también a aquellos que estén realizando algún tipo de reforma o ampliación y haya que valorar o reevaluar la eficiencia energética de los mismos.
La ley obliga a presentar el CEE en dos situaciones muy claras: cuando se quiere alquilar o vender una vivienda. De esta forma el nuevo propietario o inquilino conocerá en todo momento las características del inmueble en el que va a vivir, conociendo en todo momento el gasto que supondrá en términos económicos y energéticos.
Este certificado actúa como una muestra más de los esfuerzos que se están realizando desde la Unión Europea y todos los estados miembros por regular y controlar el gasto energético.
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