El aire acondicionado del coche es un elemento prácticamente imprescindible en los días calurosos de verano. La función de este aparato es enfriar el interior del vehículo para llegar a una temperatura agradable pero ¿sabemos cuánto gasta y cómo ahorrar al usarlo?
Los sistemas de climatización actuales distan mucho de los que conocíamos hace años. Han implementando tecnologías más avanzadas y precisas y ahora permiten hasta ajustar la zona a refrescar. Sin embargo, el proceso básico es el mismo: enfriar aire.
Conseguir transformar el aire caliente del exterior en una brisa fresca conlleva un consumo de energía. Esto se traduce en un gasto de combustible en los motores tradicionales y una reducción de la batería en los coches eléctricos e híbridos.
Este aparato no es más que una máquina de frio. Utiliza varios elementos mecánicos y un gas que cambia de estado para enfriar, filtrar y deshumidificar el aire. Dicho de forma más simple: extrae el calor del aire exterior para introducirlo fresco al coche.
El aire acondicionado funciona mediante la compresión mecánica de un producto que cambia de estado gaseoso a líquido y a la inversa. Esta sustancia es el gas que refrigera el circuito de forma continua cuando activas el aire acondicionado en tu coche.
El proceso y los elementos que necesita este sistema son los siguientes:
Todo este proceso necesita energía. En especial es el compresor sobre el que recae el mayor consumo. De forma estimada, el aire acondicionado puede hacer que tu coche aumente su consumo entre un 5% y un 20%. Esto traducido a carburante es entre 0,5 y 1 litro a los 100 km.
Puede ser que al utilizar el aire acondicionado notes como tu coche tiene menos fuerza. Esa sensación es real. El sistema de climatización resta entre 2 y 15 CV de potencia al motor. Esto afecta sobre todo a coches más pequeños.
Con el calor del verano es lógico que encendamos el aire acondicionado del coche. De hecho, está demostrado por algunas marcas que las altas temperaturas afectan a la reacción del conductor. Por ello, es importante mantener el habitáculo fresco y ventilado.
¿Cómo? Empieza revisando de forma frecuente el equipamiento del vehículo. Si durante los meses de invierno no compruebas su estado, puede que cuando lo quieras utilizar en verano no funcione.
Ten en cuenta que cuanto más haya que bajar la temperatura del interior, más energía necesitará el sistema y más carburante gastarás. Lo recomendable es que abras las puertas del coche de ambos lados para que se genere corriente y el calor salga.
Otra alternativa es bajar ligeramente las ventanillas de la parte trasera durante los primeros minutos de tu trayecto. Esto hará que circule el aire y expulse el calor del interior.
Hazlo solo en el inicio de tu viaje y cuando circules a baja velocidad. La aerodinámica del coche se reduce bastante cuando conduces con las ventanillas bajadas a más de 80 km/h. Por encima activa el aire acondicionado para ahorrar hasta 0,3 litros a los 100.
Relacionado con el anterior consejo te recomendamos que nunca enciendas el climatizador mientras tienes las ventanillas bajadas o puertas abiertas. Esto hará que la energía consumida por el sistema de climatización se desperdicie.
Tampoco utilices el aire acondicionado cuando el motor de tu coche este apagado. Esto supondrá un gasto innecesario que no enfriará verdaderamente el interior. El sistema reduce la temperatura de forma natural mientras estás en movimiento.
Esto se debe a que cuanto más rápido gire el motor, también lo hará el compresor. Lo que permite que el sistema refrigere de manera más efectiva.
En el momento que el interior de tu coche haya llegado una temperatura óptima, lo mejor es que actives la entrada del aire exterior de tu climatizador. Así reducirás el consumo energético del coche.
No hace falta que bajes los grados al mínimo. Es mejor que mantengas una temperatura moderada y razonable para el interior de tu vehículo (entre los 21 y 23 grados). Si lo estableces, por ejemplo, en 19º, esto aumentará hasta un 30% el consumo.
Por último, no te olvides de limpiar el filtro del aire y remplazarlo en el tiempo recomendado. Igual que en los climatizadores del hogar es muy importante para la entrada de aire.
Si el filtro está en mal estado, el aparato necesitará más fuerza (y más energía) para enfriar el habitáculo. Esto se traduce en un mayor consumo de combustible para llegar a la misma temperatura porque la salida de aire queda obstruida por la suciedad.
Por todo ello, desde aquí te recomendamos hacer un uso responsable del aire acondicionado. Tu coche no tiene que ser una sauna en invierno ni un iglú en verano. Solo hay que aplicar el sentido común.
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