Que haya reglamentos y revisiones técnicas no significa que el resto del tiempo debas olvidarte de ella. El mantenimiento de la caldera de gasoil es una de las estrategias más importantes a la hora de ahorrar calefacción en casa.
Y es que, ¿sabías que reparar una caldera te puede llegar a costar más de 300 euros? Ruidos, falta de potencia, errores en encendido y apagado; estas averías tan frecuentes que pueden derivar en auténticos agujeros para el bolsillo, se pueden evitar.
La cosa es que nuestra dejadez habitual con el sistema de calefacción de casa suele tener más que ver con la falta de tiempo que con la imprudencia. A esto hay que sumar que lo normal es no tener ni idea sobre cuestiones técnicas.
¿Llamo a un profesional y me desentiendo? Sí y no. En caso de duda siempre debes contactar con el fabricante o el SAT de turno. Pero para el día a día, existen alternativas de andar por casa que te van a ahorrar muchos sustos. ¡Veámoslas!
Antes de nada hay que dejar clara una cosa: no es lo mismo la revisión de la caldera marcada por ley, que el mantenimiento que puedas hacerle tu el resto del año. Lo primero ya queda regulado por el Real Decreto 1027/2007 (modificado por el RITE).
Este proceso te garantiza el correcto funcionamiento del sistema cada 2 años (con potencia inferior a 70 kW). La cuestión aquí es, sin entrar en procesos técnicos, tener la posibilidad de reducir las averías a un nivel más superficial de forma autónoma.
Hay que pensar que por mucho proceso de revisión, la caldera de gasoil se va desgastando con el uso. Filtros, boquilla inyectora, bomba; todo ello necesita un cuidado especial que podemos procurar sin sacarnos un máster.
Es uno de los indicadores más fáciles de controlar y de analizar: si baila demasiado es que la caldera de gasoil está viejita. Nos referimos a la presión del agua, que se mide en bares y se regula desde la pantalla digital incorporada en el frente del aparato.
Con la presión demasiada baja la caldera de gasoil consumirá más y se arriesgará a averías por sobrecalentamiento, y con la presión alta generará un desgaste excesivo de todo el sistema. ¿Cuál es la cifra mágica?
Ten en cuenta que cuando empiece a funcionar esa cifra podría aumentar hasta los 1,8 o 2 bares. Te tienes que preocupar cuando sobrepase los 3 bares, lo cual puedes arreglar aflojando un poco la válvula de vaciado, o la de seguridad en casos extremos.
Como ya sabrás, una de las diferencias más importantes de la caldera de gasoil respecto a la de gas natural es el tipo de suministro. En tu caso no tendrás una conexión directa con el sistema, sino un depósito rellenable.
¿Qué pasa? Pues que se recomienda tener precaución en el uso de la propia caldera al proceder con dicho trámite. Pero no tiene mucho misterio: apaga la caldera 1 hora antes y espera otra hora más previo encendido tras reponer el depósito.
Con ello evitarás que se acumulen impurezas en el fondo del tanque y que luego estas pasen al sistema de tuberías provocando obstrucciones.
Ya no solo es cuestión de confort. La caldera de gasoil tiene un rango óptimo de funcionamiento en lo que a temperatura se refiere: entre 60 y 70ºC. Ojo, que nos referimos a la interna del sistema, no a la del ambiente.
Esta última lo normal es que la tengas ajustada a unos 20ºC. Luego puedes bajarla por las noches, así como regularla abriendo y cerrando los radiadores que no necesites tener funcionando en según qué estancias.
El quemador es el componente más importante en el mantenimiento de la caldera de gasoil. Un funcionamiento incorrecto del mismo puede provocar una mala combustión, excesos de contaminación y picos artificiales del consumo.
¿Qué hay que saber aquí? Deberías preocuparte si la llama no es de un color amarillo intenso. Que se torne algo rojiza es un indicador de falta de intensidad y, por tanto, combustión ineficiente. Vamos, demasiado comburente (aire) o combustible (gasoil).
Puedes regular el quemador revisando los inyectores, controlando la clapeta de aire o midiendo la mezcla. Pero como ya imaginarás, lo aconsejable es que contactes con el servicio técnico, puesto que no cuentas ni con las herramientas ni con el conocimiento necesario.
Cabezas, chiclés, filtros, tuberías; todos estos componentes de la instalación influyen de una u otra manera en la combustión, y por tanto deben estar bajo el radar del mantenimiento en todo momento.
También puedes vigilar la combustión de la caldera de gasoil a través del humo que emite. Primero chequea que no acumule demasiado hollín (una cierta cantidad como resultado de la quema es lo normal). Luego echa un vistazo por la ventana.
Un sistema en perfecto estado no debería emitir humo visible. Si lo puedes detectar es porque no funciona bien. En este punto te encontrarías o humo negro (más gasoil que aire en la mezcla) o humo blanco (más aire que gasoil en la mezcla).
Con un mantenimiento de la caldera adecuado, deberías pillarlo al momento. Llama al servicio técnico para comunicarlo y que envíen a un especialista a casa. Este podrá analizar la combustión para corregirla.
Lo lógico es que la utilices hasta en verano para obtener ACS. Pero hay casos en los que la caldera de gasoil se pasa meses y meses apagada. Esto, claro, puede provocar que se estropee la próxima vez que se necesite hacer uso de ella.
¿Qué recomiendan los expertos? Programa encendidos rutinarios y periódicos de menos de 15 minutos por lo menos tres veces durante ese tiempo. Esto es especialmente importante para sistemas de segundas residencias.
Hay otros muchos procesos en el mantenimiento de la caldera de gasoil, pero en la mayoría de ellos necesitarás soporte técnico. Nos referimos a cosas como la limpieza del interior, de los filtros, de los conductores, la boquilla inyectora o los electrodos.
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