Hoy en día, tanto los hogares como los centros de trabajo cuentan con aparatos eléctricos que son esenciales para crear el ambiente más confortable o para aportar las herramientas necesarias para el ocio y para el trabajo. Pero el uso de estos dispositivos genera un consumo que se tiene que medir para conocer su grado de eficiencia y el coste que generan. La energía consumida es uno de los aspectos que hay que cuantificar.

¿Qué es y cómo se mide la energía consumida?

El término energía consumida hace referencia a toda la energía que consume un aparato eléctrico cuando está en pleno funcionamiento. Se trata de un tipo de energía que depende del tiempo en el que se use este aparato y se mide en kilovatios-hora (kWh).

Factores que afectan al consumo de energía

Existen diferentes factores que repercuten en la energía consumida de un aparato eléctrico, y, por lo tanto, en las facturas que abona el usuario por el uso de estos dispositivos. El primero y más destacado es la actividad que se lleva a cabo en un negocio o en un hogar, así como el número de personas que usan esos aparatos.

También influyen los hábitos de consumo que tengan las personas y el rendimiento energético que tienen esos aparatos, ya que algunos artículos consumen más energía que otros.

Estrategias para reducir el consumo de energía

Las estrategias que se deben seguir para reducir el consumo de energía son alcanzables para la gran mayoría de los usuarios. Muchas de ellas se basan en recurrir a pequeños gestos cotidianos como desenchufar los aparatos eléctricos que no se estén usando y que no tengan por qué estar enchufados a la corriente eléctrica, también se pueden reducir el uso de ciertos aparatos, escoger los dispositivos que sean más eficientes y revisar el estado de la corriente eléctrica para evitar que haya fugas.