La potencia eléctrica es una medida que muestra la cantidad de energía eléctrica que se envía desde la fuente que la genera hasta un elemento determinado. Además, este parámetro indica la cantidad de tiempo y el ritmo con el que llega y es absorbida por el punto de llegada. Cada edificio de viviendas o de oficinas tiene una potencia eléctrica recomendada y este dato sirve para saber el número de electrodomésticos que se pueden conectar a una fuente de energía de forma simultánea sin que se produzca un corte, salten los plomos o incluso ese mismo aparato pueda sufrir daños.
Un aspecto que también hay que tener en cuenta son los tramos de potencia eléctrica que son los kilovatios de potencia que se contratan para dar de alta la luz del inmueble. La cantidad de estos kilovatios depende del tipo de instalación eléctrica con la que se cuente. Actualmente hay más de diez tramos de potencia eléctrica.
Para calcular la potencia eléctrica se tiene que multiplicar la potencia contratada por el número de días correspondientes al periodo de facturación y posteriormente multiplicar este resultado por el precio diario del término de potencia.
Saber la potencia eléctrica que necesita un inmueble es muy útil, pero siempre es conveniente que esa potencia se adapte a las necesidades de la vivienda o la oficina. El cálculo de la potencia óptima se basa en una estimación de la media del consumo que suelen tener los electrodomésticos que se utilizan con regularidad.
Cualquier usuario puede aumentar o reducir la potencia eléctrica de su inmueble. Para ello tiene que contactar con su compañía y allí le indicarán cómo se tiene que llevar a cabo ese proceso. Un aspecto importante de estos cambios es que generalmente solo se pueden realizar una vez al año y además, llevan unos costes asociados que establece la propia ley.