La organización y urbanización de las ciudades no se tenía en cuenta en pleno momento migratorio desde los pueblos hacia las ciudades. Las consecuencias se notan hoy en día; multitud de callejones, mucho tráfico en el centro, pocos espacios para peatones...
Ante esta problemática, la ciudad de Barcelona hace años apostó por la supermanzana. Es posible que este término no te suene de nada, y por eso te lo explicamos por aquí mismo.
Para llegar a una supermanzana hay que partir de una unidad más pequeña: la manzana. Esta forma de urbanismo fue originalmente presentada por Ildefons Cerdà en 1859.
El plan era simple y sencillo, una agrupación de viviendas dispuestas en cuadrados de 113,3 metros por cada lado con chaflanes en las esquinas.
En su inicio, el interior de dicho octógono estaba destinado para el espacio común vecinal en forma de jardines, parques, terrazas, patios. De esta forma, los ciudadanos tendrían un lugar donde relajarse y poder disfrutar del tiempo libre mientras el trafico les rodeaba.
Entonces, para crear una supermanzana, "solo" tienen que reunir nueve de estas manzanas ideadas por Cerdà en un "supercuadrado". La distribución sería de tres por tres.
De esta forma, el tráfico queda fuera y el interior (de 16.000 metros cuadrados) está aislado. En total, alrededor de unas 6000 personas podrían disfrutar de un espacio más abierto, verde y tranquilo.
Los automóviles pueden entrar siempre que sea para realizar cargas, descargas, acceder a garajes de viviendas o subterráneos. En estas zonas, para garantizar la seguridad de los peatones, la velocidad máxima se reduce a los 10 km/h.
Este concepto está especialmente valorado por las familias. Todos sabemos que tener niños en una gran ciudad es peligroso si no vives en un barrio residencial. Siempre hay mucho tráfico, ruido y contaminación, elementos que los padres no quieren para sus hijos.
Los espacios que se han ganado a los coches no quedan vacíos, al contrario, se "rellenan" con árboles y plantas que absorben y disminuyen la contaminación de la zona. Además, en momentos de altas temperaturas como el verano, reducen el calor.
Como mencionábamos, esta propuesta es muy buena para los más pequeños. En el caso de las ciudades que han implantado estas normas urbanísticas, se instalaron parques infantiles, áreas de pícnic, pistas de deporte y mesas de ocio como ping-pong.
La supermanzana ha sido reconocida como una de las soluciones "más revolucionarias y factibles del mundo" para hacer frente a la contaminación (también acústica) en las grandes ciudades.
El origen de esta fórmula surgió gracias a Salvador Rueda. Éste era presidente de la Fundación Ecológica Urbana y Territorial de Barcelona en el año 1987. Sí, hace más de 30 años que existe este modelo de organización urbanística.
El objetivo estuvo claro, quería disminuir el ruido (o al menos intentarlo) de la ciudad condal. En aquel momento se situaba por encima de los 55 decibelios que aceptaba la OMS.
Desde aquel momento hasta ahora, varias áreas de Barcelona han puesto en marcha esta iniciativa teniendo unos excelentes resultados. Tal es el impacto (incluso la OMS ha destacado el proyecto) que ciudades como Quito, Vitoria e incluso Nueva York la han implantado.
Por raro que parezca, cubrir una ciudad como Barcelona de supermanzanas tendría un coste de 200 millones de euros, según Rueda. Esto a priori parece mucho dinero, pero para que te hagas una idea, es lo que costó construir el túnel de Glòries.
El proceso de unos cuatro años comenzaría con la instalación de señales de tráfico (si son reversibles mejor) para reorganizar el flujo de vehículos. Reforzar y mejorar el transporte público es una de las estrategias que en Vitoria han funcionado.
Estas medidas no requieren casi inversión, pero sí una gran planificación para que no acabe siendo un caos. De hecho, en Barcelona el plan ya está en marcha. Poco a poco, el objetivo es "tranquilizar" con supermanzanas los principales ejes urbanos.
La creación de 503 soluciones de éstas agruparía 4527 manzanas. Gracias a estos proyectos se reduce la especulación inmobiliaria. Los barrios con este tipo de distribución mejoran su calidad de vida, los precios y fomentan el comercio local.
Los vecinos de Poblenou (Barcelona), además de disfrutar de la disminución de ruido y contaminación, han visto crecer en un 30% la cantidad de negocios. Además, se ha creado una asociación vecinal que organiza actividades en la calle para niños y mayores.
Incluso se ha mejorado la apariencia. Lejos de ser cuatro calles conectadas, han colocado esculturas, obras de arte y estanterías portátiles para que los viandantes disfruten.
Un estudio de la Agència de Salut Pública de Barcelona ha certificado que implementar la supermanzana en el urbanismo ayuda a mejorar la salud y el bienestar. Los vecinos incluso han notado como su calidad del sueño es mayor ahora que hay menos ruido por la noche.
Los datos avalan a la supermanzana. El estudio antes mencionado refleja datos esperanzadores. En la zona de Sant Antoni (pleno Eixample) se ha registrado un descenso del 25% en los niveles de dióxido de nitrógeno y un 17% en partículas de suspensión PM10.
La FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) asegura que con una infraestructura verde, la ciudad se vuelve más resistente y sostenible. Esto siempre y cuando esté bien planificada y, sobre todo, bien llevada a cabo.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas certifica que un árbol con gran tamaño puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año. Por tanto, imagínate si cada supermanzana se ambientara con vegetación.
Por su parte, Salvador Rueda asegura que la aplicación de este modelo urbanístico en Barcelona favorece y mucho la movilidad sostenible. Esto se traduce en una mejor experiencia para el peatón al proporcionarle una prioridad real.
En estos espacios las bicicletas pueden circular sin peligros y el transporte público movería a los vecinos contaminando mucho menos que el uso del coche personal.
Según Rueda, con este sistema se reduce la intensidad circulatoria en un 21% y se integran nuevas redes de movilidad de sostenible. Esto también facilita la distribución de mercancía para los negocios. Con todo ello se reducen los ruidos, las emisiones y se frena el cambio climático.
Mientras esperas a que llegue este modelo a tu ciudad, tú también puedes ayudar a reducir el cambio climático equipándote con lo necesario para vivir sin impactar al medioambiente.
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