Desde aquellas calderas de carbón que tenía tu abuela en la cocina hasta los radiadores inteligentes que existen hoy en día. La calefacción ha cambiado muchísimo hasta llegar a los emisores de alta eficiencia. ¡Aquí están los radiadores de baja temperatura!
Los radiadores de baja temperatura son emisores que trabajan de forma eficiente a, claro, una temperatura mucho más baja que los tradicionales. Hablamos de unos 35-40 grados, frente a los más de 70 de los de toda la vida.
Estos radiadores, además de ahorrar energía porque consumen menos, alargan la vida de la caldera. El esfuerzo que le exigen al sistema es bastante inferior, y con ello fomentan una reducción del desgaste en todos los componentes.
Estos aparatos no funcionan con cualquier tipo de calefacción. Necesitan calderas de condensación con un buen rango de modulación. O sea, que puedan regularse para que los quemadores funcionen a baja intensidad.
Por tanto, si dispones de una caldera antigua tendrás que renovarla, ya que estas solo cuentan con un rango de cuatro niveles, mientras que las modernas funcionan con 12.
Otra opción es que utilices un sistemas de climatización aero o geotérmicos. De hecho, funcionan mucho mejor con estos sistemas porque además de producir calor en invierno, en verano refrigeran el hogar.
Incorporan un intercambiador de temperatura que se compone, por un lado, de aletas de aluminio y por otro de tubos de cobre. Este intercambiador es el que se encarga de rentabilizar el agua del radiador (un 80% menos) y que alcance la eficiencia necesaria.
El cuerpo de estos aparatos está compuesto por una carcasa de chapa de acero que ocupa el doble que el intercambiador, así el aire se calienta antes de expulsarse al exterior.
Como consecuencia, el tamaño es mayor en comparación a uno tradicional, pero también lo es su rendimiento.
El tipo de calor que emiten es por convección, o sea, que expulsa aire caliente por la rejilla que tiene en la parte superior. Estos modelos se calientan mucho más rápido que los convencionales, aunque por desgracia se enfrían también a gran velocidad tras apagar la caldera.
Dentro de este tipo existen dos categorías diferentes: estáticos y dinámicos.
En estos últimos, el sistema de ventiladores no tiene por qué estar siempre encendido, de ahí su nombre. Solo se activarán en el momento en el que la demanda sea muy alta y se desactivan cuando hay que mantener la temperatura. Por eso, el precio de los dinámicos es superior.
La instalación de este tipo de radiadores es similar a la de los tradicionales, por lo que ahorrarás dinero al aprovechar el antiguo circuito de calefacción. Se adaptan tanto a las instalaciones monotubo como bitubo.
Aun así, si que hay una diferencia en cuanto a la instalación, y es que los de tipo dinámico necesitan un enchufe cerca para alimentar los ventiladores y toda la parte electrónica.
Ahora que conoces cómo funcionan y cuál es su instalación, te vamos a presentar los beneficios y desventajas para que barajes la opción de hacerte con ellos teniendo toda la información.
Para empezar, puedes tocarlo sin quemarte, porque el agua está a una temperatura mucho menor, así que nunca llega a los 45 grados.
Otra ventaja importante es que sirven tanto para dar calor como frío dependiendo de la temperatura que tengan en su interior. Además, las calderas funcionan mejor si el agua está tibia.
El ahorro de energía se nota y mucho frente a los tradicionales porque se calientan más rápido. Así que, en poco tiempo y con menos esfuerzo tendrás una buena temperatura en la sala.
Estos radiadores tienen dos principales desventajas y son las que echan para atrás al usuario a la hora de comprarlos: su precio y su baja resistencia térmica.
Aun así, reiteramos que el ahorro que se hace a largo plazo rentabiliza el coste de la instalación (que puedes aprovechar del anterior sistema de calefacción).
El rendimiento de esta caldera depende en gran medida del sistema de emisión que utilices. Dependiendo de si son radiadores convencionales, de baja temperatura, suelo radiante o cualquier otro sistema, la duración y comportamiento cambiará.
El motivo de esto es que la fuerza que tiene que hacer la caldera para calentar la temperatura del agua no es la misma. Por ello, los radiadores de baja temperatura pueden aumentar el rendimiento y vida útil de las calderas hasta un 10%.
Lo mismo ocurre con las bombas de calor de este tipo de calefacción. Su rendimiento aumentará según bajes la temperatura del agua que circula en el sistema. Por esto, si la temperatura está en torno a los 40 grados, conseguirás calentar tu casa incluso en el día más frío del año.
Esto puede echar para atrás a los más dudosos, ya que el precio es bastante elevado en comparación con los tradicionales. Aun así, no debes preocuparte porque en cuestión de un par de años amortizas de sobra la inversión gracias al ahorro de energía.
Mientras un radiador convencional puede costar unos 30 euros (sin instalación), los modelos de baja temperatura pueden ascender hasta los 150€ sin problema. Claro que este precio puede variar si son estáticos o dinámicos (estos son más caros).
A su vez, también influyen otras características como la potencia, dimensiones, diseño, marca o accesorios. Eso sí, no escatimes en gastos por comprar uno más pequeño, al final gastarás dinero en calefacción y tu casa seguirá fría.
Los radiadores de baja temperatura son esenciales para que el consumo de tu casa sea más eficiente y tus ahorros vayan en aumento. Si encima tienes una tarifa que se ajusta a tus necesidades, ya te haces de oro. Entra en nuestra web o llama al 900 622 700 y pásate al ahorro con EnergyGO.